Economía política

La Integración Regional Latinoamericana

Uno de los ejes que este Observatorio se propone ampliar es la integración latinoamericana en sus múltiples dimensiones, esto es mas allá de lo económico-financiero. En ese cometido, nuestros lectores encontrarán temas asociados a la nueva arquitectura financiera internacional, bloques regionales, cooperación política y económica, geopolítica, geoeconomía, prospectiva y planificación regional, entre otros temas relacionados con la construcción de alternativas frente al poder globalizante transnacional-empresarial, a bloques de peso geopolítico como la Union Europea, BRICS, de potencias políticas/económicas soberanas como China, Rusia… Y claro Estados Unidos, disminuido, pero aún insistente en su disputa hegemónica imperial.

 El desarrollo de la Patria Grande que migre irreversiblemente de lo primario extractivista a la sustentabilidad sobre la base del conocimiento, la tecnología, expresado en las capacidades intelectuales de sus ciudadanos.

 La vulnerabilidad estructural de Ecuador y de los países latinoamericanos pasa por dar respuestas en clave regional y parar coordinadamente la carrera neoliberal hacia abajo mediante la explotacion de los recursos naturales y de la mano de obra, en la perspectiva, ya iniciada, de convertirse en un bloque con el suficiente músculo geopolítico en un contexto internacional cada vez mas complejo, violento e incierto.

Los contenidos expuestos serán analizados y escritos por nuestros miembros pero también por colaboradores e investigadores externos, comprometidos con la integración latinoamericana.

En esta oportunidad, contamos con la colaboración de Jorge Acosta Arias, quien ha sido Representante de Ecuador ante la UNASUR y cuenta con experiencia en iniciativas de alcance internacional. Acosta, en su artículo, hace un breve balance y autocrítica a esta iniciativa potente de integración regional, misma que ha sido reafirmada con la llegada de una nueva ola de gobiernos progresistas, fundamentalmente Argentina, Brasil, Bolivia y Colombia. El Ecuador no puede hacer a un lado la historia. Sigue vigente la esperanza de que retome la UNASUR como una de sus prioridades estratégicas de su agenda internacional.  

A continuación el artículo:  

UNASUR: apuntes sobre la crisis y su reconfiguración (*)

Por: Jorge Acosta Arias (**)

La crisis de UNASUR se da en un contexto de regreso de gobiernos de derecha y neoliberales a la región. Los de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay anuncian su retiro, y algunos de ellos lo concretan de acuerdo a los procedimientos de denuncia del Tratado Constitutivo, entre finales del 2018 y en el 2019.

Sin embargo, esto fue el epílogo de una campaña de boicot, impulsada por la derecha internacional desde el inicio mismo de la UNASUR. Una de las estrategias fue la usada para desprestigiarla a través de los medios de comunicación afines al poder establecido (ahora caracterizado como fake news o noticias falsas), y posicionar una mentira o media verdad en la sociedad, y sobre esta base construir un relato para deslegitimar una iniciativa, un liderazgo o un gobierno.

Esto es lo que hicieron con UNASUR, con un énfasis particular a partir del 2015. Sobre la base de la deslegitimación de gobiernos insumisos como el cubano o el venezolano, calificaron a la UNASUR, como una iniciativa del castro-chavismo. Esto después de que el proyecto de integración tenía varios años vigente (en el 2008 se suscribió el Tratado Constitutivo y entró en vigencia en el 2011); cuando este nació por iniciativa de un gobierno de derecha, alineado a los intereses norteamericanos, pero con una agenda país sobre su hegemonía regional, como fue el de Fernando Enrique Cardoso en Brasil (Comunidad Suramericana de Naciones, Declaración de Cuzco 2004); con un Tratado Constitutivo negociado con espíritu inclusivo, para que todos los países de la región sean parte y pensando en el largo plazo (más allá de las ideologías de los gobiernos), y que entre otros aspectos, pretendía dar seguridad a los estados, a través de la incorporación de “la cláusula de consenso” para la toma de decisiones, la cual, a la postre, sería la herramienta para inmovilizar la UNASUR. Evidencia de la apertura y del carácter democrático del proyecto de integración es que países como Colombia, Perú y Chile, con gobiernos radicalmente neoliberales, ratifican el Tratado Constitutivo, y entran a UNASUR actuando de pleno derecho.

Pero ¿por qué inmovilizar y querer destruir este proceso de integración? Porque incomodaba y representaba riesgos para el proyecto hegemónico neoliberal. A mi entender, porque tenía un enfoque que reivindicaba las «soberanías»: soberanía económica y monetaria, soberanía política, soberanía energética, soberanía sobre nuestros recursos naturales, y soberanía jurídica.

Este enfoque se ve reflejado en la mayoría de las instancias de UNASUR, sino en todas. A manera de casos relevantes:

  • En el Consejo de Economía y Finanzas: la nueva arquitectura financiera – disminuir dependencia del dólar, comerciar en nuestras propias monedas, promover el comercio intra regional con un enfoque de complementariedad y sinérgico, con nuestro propio financiamiento.
  • En el de Defensa: se venía trabajando en medidas de confianza entre las FFAA de los países miembros para transparentar gastos militares; también en formación y capacitación propias, a través de la ESUDE para dejar de lado aquella que venía y viene haciendo instancias como la Escuela de las Américas, con una clara intención injerencista. Estos aspectos que son fundamentales para avanzar en nuestra aspiración de hacer de la región una zona de paz, así como establecer las condiciones para la defensa de nuestro patrimonio natural, que como es cada vez más explícito y poco disimulado, es de interés de la “gran potencia”, y a manera de ejemplo mencionar lo expresado por la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, en un evento organizado por el think tank privado Atlantic Council, en el que se refirió a los recursos naturales de América Latina como necesarios para su desarrollo. Entre los minerales y no renovables están el litio y el petróleo; y entre los renovables el agua y la biodiversidad.
  • El Consejo Energético, que trabajaba en temas relacionados con el uso de nuestros recursos energéticos para nuestro desarrollo, a través de una integración y cooperación energética, como fue el caso de la interconexión eléctrica, o el balance energético regional para consolidar información del stock de nuestros recursos y analizar posibilidades de complementariedad para nuestro desarrollo.

Y así podemos mencionar las agendas y planes en otros consejos y grupos de trabajo de UNASUR, como el de Salud, Educación, Solución de Controversias en Materia de Inversiones, o el de Ciudadanía Suramericana, entre otros.

Pero la UNASUR constituyó también una instancia para la articulación de las organizaciones sociales nacionales y regionales a la integración. Esta fue el Foro de Participación Ciudadana, y que pretendía ser cualitativamente más acabada pues recogía estas experiencias. La de la Comunidad Andina de Naciones – CAN a través de los Consejos Consultivos Laboral Andino y de Pueblos Indígenas); y del Mercosur que cuenta con varios espacios de participación, principalmente en del Mercosur Social que cuenta con un Plan Estratégico de Acción Social. Y claro, que al igual que en otras materias y temas, estos procesos convergieran en UNASUR.

Pero el desarrollo del proyecto sudamericano también fue boicoteado desde dentro. Los gobiernos de derecha, pero también algunos progresistas en los que sus Cancillerías tenían mucho peso en las negociaciones, basados en la cláusula del consenso, bloquearon iniciativas y ralentizaron el proceso. Desde el 2016 bloquearon decisiones importantes en los Consejos Temáticos, en el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores, e hicieron cada vez menos viable la reunión del Consejo de Jefes y Jefas de Estado.

Esto también tuvo repercusiones en el Foro de Participación Ciudadana: quitaron autonomía a la sociedad civil, permitiendo nombrar a los representantes desde las cancillerías a dedo y escamoteando presupuesto para su funcionamiento. Países como Venezuela, Bolivia y Ecuador desarrollamos procesos participativos para constituir las instancias nacionales. Es cierto que teníamos normativa apropiada. En el caso de Ecuador, disposiciones en la Constitución y en el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.

Es de responsabilidad reconocer que, aunque el boicot de los gobiernos neoliberales fue determinante en la crisis de UNASUR, también se cometieron errores en la propia gestión. Una deficiente política comunicacional que no pudo hacer frente a la estrategia de las “fake news”, y el débil arraigo del proceso de integración en la sociedad y su limitada participación social.

La necesidad de retomar la integración

La integración y la participación ahora son más urgentes. Estamos en un momento clave: la redefinición de la gobernanza mundial, caracterizada por la configuración de un mundo multipolar de bloques: occidente hegemónico alrededor de la OTAN, China y su alianza con Rusia, la consolidación y crecimiento de los BRICS (más de 20 países han solicitado su adhesión), y otra gestándose, la del Sur Global, liderado por la India.

En este proceso hay una fuerte disputa del dominio del mundo que pone en juego la paz mundial y nos expone incluso a un holocausto nuclear. Esto está detrás de la guerra entre Rusia y Ucrania, o mejor dicho entre Rusia y la OTAN. Este se expresa en aspectos como:

  • El reseteo económico que, entre sus manifestaciones más importantes está la crisis del dólar, que viene acompañada por un “nuevo” sistema monetario, sin transparencia ni respaldo como es el caso del proyecto de CBDC – Central Bank Digital Currency o Monedas Digitales de los Bancos Centrales.
  • Crisis institucional internacional: violación sistemática de las normas de la OMC, desprestigio y fin de CPI, etc.

Todo para el mantenimiento de un modelo inequitativo y de graves e irreversibles impactos ambientales y ecológicos.

En este escenario de crisis y de configuración de bloques regionales, es necesario que la región -Sudamérica y Latinoamérica- estemos representadas, defendiendo, más allá de la ideología, la configuración de un mundo en donde se respeten nuestros derechos, nuestras visiones, nuestra cultura y nuestras prioridades para promover nuestro desarrollo.

La reincorporación a UNASUR de Argentina y Brasil, así como el anuncio hecho en el mismo sentido por el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, nos devuelve las esperanzas sobre el regreso de la integración suramericana, seguro que en una mejor versión y con un sentido de urgencia que el momento demanda.

Respecto de Ecuador cabe recordar que el gobierno usurpador y traidor de Lenin Moreno denunció el Tratado Constitutivo de UNASUR ante la Asamblea Nacional, que era controlada por sectores políticos afines a ese gobierno, concretándose el retiro del país de UNASUR en el año 2019.

Próximamente en el país habrá elecciones. Confiamos que el nuevo gobierno y la nueva Asamblea que elegiremos, reintegrarán al Ecuador a UNASUR y con esto no solo fortalecer la integración regional, sino que Quito vuela a ser la Capital Sudamericana de la Integración, condición que está establecida en el Tratado Constitutivo aún vigente.

(*) En base a la presentación realizada en el Conversatorio “Las Organizaciones Sociales y sus aportes a la reactivación de UNASUR”, el pasado 27 de abril.

(**) Activista e investigador. Ha desempeñado cargos en organizaciones de sociedad civil nacional e internacional, entre estos en la Fundación Natura, en el Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES) y en Intermón OXFAM. Sus ámbitos de trabajo han sido el de globalización económica y financiera, comercio internacional y deuda externa, desde un enfoque de derechos humanos y ambientales. En el sector público ha ocupado cargos de decisión entre los años 2008 y 2018, entre los más importantes: Secretario Técnico del Ministerio de Política Económica, Subsecretario de Negociaciones Comerciales Internacionales en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración; ha sido asesor ministerial en los Ministerios de Política Económica, Defensa, Medio Ambiente y de la Secretaría del Agua. Uno de sus cargos más relevantes fue el desempeñarse como Representante de Ecuador ante la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) entre los años 2013 al 2016.

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