Es mucho más probable que se encuentren con la moneda de $1 en Ecuador que en EEUU. En EEUU, las monedas de un dólar no tienen acogida y por eso la Reserva Federal las manda al Ecuador. El personaje en la moneda de $1 no es un ex presidente de EEUU, es la expedicionaria indígena Sacagawea con su hijo Pompey. No pocos turistas estadounidenses piensan que la moneda de Sacagawea (emitida en el año 2000) fue producida expresamente para suplir las necesidades de la dolarización ecuatoriana (del año 2000), incluyendo en su dimensión semiótica. Consideran que la imagen de una mujer indígena con su bebé es más apropiada para la cultura y economía del Ecuador que para la de EEUU.
A continuación, presentamos una traducción libre (énfasis míos) del epílogo de Gabrielle Palmer, autora del libro «La Política de la Lactancia», en la que se refiere a Sacagawea. Concluye su reseña convocando a que la contabilidad macroeconómica considere al cuidado y a la lactancia como una actividad económica productiva, con lo cual estoy totalmente de acuerdo.
Esta moneda incorpora mucho de lo que he tratado de decir en este libro. Emitida para celebrar el inicio del siglo 21, este dólar dorado representa la obsesión del mundo con un tipo de riqueza: el dinero. La imagen gravada de Sacagawea y su hijo representa otro tipo de riqueza.
Sacagawea y su bebé fueron cruciales para la apropiación de los territorios occidentales de los EEUU. Una hábil rastreadora, ella acompañó a los capitanes Lewis y Clark durante sus años de exploración a inicios del siglo 19. Ella los ayudó a sobrevivir en la naturaleza inhóspita, reconociendo y recogiendo raíces, frutos y plantas que usaron como alimento y medicina. Ella fungió como intérprete y era conocida por su calma en momentos de dureza. Lewis y Clark podían aproximarse a asentamientos hostiles porque se podía confiar en una mujer con un bebé: ‘Ella era una bandera blanca viviente, una señal de paz’. Durante todo este tiempo, ella cargó, alimentó y cuidó a su hijo, Pompey, ‘el pequeño niño danzante’, que creció a ser un hábil explorador.
Inconscientemente, Sacagawea fue una de las madres fundadoras de lo que llegó a ser la nación más poderosa sobre la faz de la tierra. Ella era todo lo que ahora se desprecia. Ella era analfabeta, pobre, una madre adolescente y nativo-americana (probablemente Shoshone); era miembro de los pueblos que hoy son los más perjudicados, menospreciados e ignorados en América del Norte. Y ella era una madre que daba de lactar.
Hoy en el siglo 21, un profesor de la Sociedad Internacional de Investigación de la Lecha Materna y Lactancia se enorgullece de «una impresionante cantidad de publicaciones sobre lactancia ahora; hay al menos 50 o 60 artículos relevantes saliendo cada mes.» Estos artículos no hacen ninguna diferencia a la gran mayoría de Sacagaweas modernas cuyos talentos son aplastados antes que sean desarrollados. Esas madres chinas que alimentaron a sus bebés leche contaminada podían haber amamantado y usado sus varias habilidades, pero su potencial humano se sacrificó, junto con el de sus bebés, a la avaricia comercial. Los economistas todavía sobre-valoran productos y procesos que están llevando a la destrucción de la tierra, pero cuando las mujeres amamantan, ni si quiera se registra como actividad productiva. Toda la promoción de la lactancia en el mundo será un esfuerzo inútil si esta contradicción continúa.
El esposo de Sacagawea recibió $500 y 320 acres de tierra en recompensa por su trabajo. La venerada y romántica figura en la moneda de EEUU nunca se benefició por su contribución a la conquista de los europeos. Sin embargo, ella y los exploradores europeos dieron por hecho que un bebé debe estar cerca de su madre por la lactancia y el cuidado. Ninguno vio la maternidad y el trabajo – además de la maternidad – como contradictorio. Sacagawea fue ambas, explotada y respetada. Con la excepción de algunas sociedades avanzadas, como Noruega, en la mayoría del planeta solo una minoría de mujeres pueden realmente elegir con relación a la maternidad, supervivencia económica y participación en la sociedad. No tiene por qué ser así.
Una criatura de otro planeta que visitase la Tierra se preguntara «si las mujeres son las que permiten la continuación de la raza humana, ¿por qué les toca la parte más dura?» Necesitamos responder esta pregunta ambiental, económica y políticamente. Y lo podemos hacer. Hay tantos problemas enormes y complejos por resolver, pero la lactancia es uno de los más simples.
En mi país, El Salvador, Centroamérica, la dolarización se implantó en 2001 y la moneda de 1 dólar circula mucho. Conocemos bien esa moneda.
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