Economía política

Sostenibilidad de la dolarización: importancia de la complejidad de exportaciones

Autor: Andrés Vinueza Álvarez

La dolarización en Ecuador ha sido el centro de un intenso debate histórico entre aquellos que la defienden incondicionalmente y aquellos que resaltan sus limitaciones, más aún en tiempos electorales como los actuales. Medios de comunicación y analistas repiten frecuentemente que la dolarización está sana si existe una gran cantidad de reservas internacionales y si se mantiene la prohibición de financiar al Ministerio de Finanzas desde el Banco Central del Ecuador (BCE). Sin embargo, en el debate público se discute poco sobre el verdadero punto débil de la dolarización ecuatoriana: el sector externo.

Esto se da porque no puede existir una suficiente cantidad de reservas internacionales sin un ingreso sostenido de dólares, pues como el nombre lo indica, las reservas internacionales varían de acuerdo con el ingreso y salida de dólares del país. Por lo tanto, para determinar qué garantiza la sostenibilidad de la dolarización se debe analizar qué factores aumentan la cantidad de dólares que ingresan al país. Dentro de la balanza de pagos, la principal fuente de ingreso de dólares son las exportaciones de bienes y servicios que entre 2019-2023, fueron, en promedio, de USD 30 mil millones. Un importante rol juega las exportaciones de hidrocarburos que, por ejemplo, en 2023 fueron de USD 7.506,8 millones, contribuyendo a aumentar los dólares en las reservas internacionales. Por lo tanto, una verdadera política económica que busca la sostenibilidad de la dolarización no puede descuidar el incremento sostenido de las exportaciones de Ecuador.

Una buena estrategia de promoción de exportaciones debe abarcar el aumento de la complejidad de los bienes y servicios que se venden al mundo. Esto supone la existencia de una correlación directa entre complejidad de las exportaciones y sostenibilidad de la dolarización. Pero ¿Cómo funciona esta relación? ¿Cuál es el mecanismo de transmisión entre complejidad y dolarización? Para entenderlo, primero hay que revisar brevemente cómo funciona nuestra esquema monetario.

Funcionamiento de la dolarización

Formalmente, la dolarización consiste en un esquema de reserva fraccionaria en donde solo una fracción de la liquidez total en la economía son billetes y monedas emitidas por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) o está respaldada por reservas internacionales que pueden ser transformadas a especies monetarias (Villalba, 2019). Según datos del BCE, a octubre de 2024 solo el 33,20% de la liquidez total de la economía eran especies monetarias en circulación (USD 19,866.1 millones) o activos convertibles a billetes y monedas (USD 8,645.3 millones) . Esto implica que el 66,8% de la liquidez en Ecuador no son billetes y monedas emitidas por la FED, sino dinero bancario en la forma de depósitos. ¿Cómo es posible que la liquidez puede crecer más allá de la disponibilidad de dólares físicos de la FED?

Esto sucede a través de la creación endógena de dinero en donde las instituciones financieras (público y privadas) crean nuevo dinero en la forma de depósitos al otorgar créditos al público en general (McLeay et al., 2014). Esto contribuye a que la economía tenga un buen desempeño al expandir la liquidez disponible para los hogares y empresas, pero a la vez representa el mayor riesgo para nuestro esquema monetario y es el motivo por el que las reservas internacionales son importantes en dolarización. Al igual que en otros países, las reservas internacionales son activos líquidos que disponen los bancos centrales para hacer transacciones con el resto del mundo, pero en Ecuador cumplen un rol adicional: atender la demanda de efectivo. Al no poder emitir dinero, la única manera de obtener dólares de la FED es a través de la disponibilidad de reservas internacionales que se puedan liquidar para importar la especie monetaria (Villalba, 2019). En otras palabras, si un gran número de ecuatorianos desea transformar su liquidez en la forma de depósitos bancarios a dinero en efectivo, las reservas internacionales se verán afectadas. En este punto, es importante notar que las reservas internacionales no deben confundirse con las reservas bancarias pues estas son un pasivo para el BCE, mientras que las reservas internacionales son un activo.

Ahora bien, si no existen suficiente reservas internacionales no se pueden realizar pagos al exterior (importaciones, servicio de deuda, entre otros) y tampoco atender la demanda de efectivo de la ciudadanía. Por lo tanto, el problema estructural de la dolarización es la brecha que existe entre las reservas internacionales del BCE y la liquidez total en la economía, la cual ha crecido durante todo el período de la dolarización (Villalba, 2024). Para garantizar la sostenibilidad de nuestro esquema monetario se debe acumular un mayor volumen de reservas internacionales y a un ritmo más rápido, pero esto solo puede suceder si entran más dólares desde el exterior y por ello la importancia del sector externo.

Reservas internacionales en los últimos años

En el período 2014-2020, las reservas internacionales aumentaron, en gran medida, gracias al ingreso neto de dólares fruto de las exportaciones petroleras y desembolsos de deuda pública externa (Carvajal, 2022). Asimismo, los últimos datos anuales completos a 2023 indican que el valor neto positivo de hidrocarburos fue el principal componente que aumentó las reservas internacionales en USD 702,0 millones, mientras que los giros netos del sector privado (segmento que incluye, entre otros rubros, las exportaciones no petroleras, importaciones y remesas) la disminuyeron en USD 1.394,8 millones.

No obstante, el comportamiento de estas fuentes de ingresos de dólares supone un arma de doble filo para la dolarización. Por un lado, las exportaciones petroleras son muy volátiles a cambios en los precios internacionales y, además, el petróleo es un recurso que inevitablemente desaparecerá. Con respecto a las exportaciones no petroleras, estas resultan ser insuficientes para contrarrestar la salida de dólares por concepto de importaciones. Por otra parte, la deuda externa algún día deberá ser pagada, lo que implica el uso de reservas internacionales para realizar dicha transacción con los acreedores extranjeros, mermando la capacidad operativa de la dolarización. De hecho, en 2023 los giros netos de deuda externa mermaron las reservas internacionales en USD 1.794 millones.

Bajo este contexto, la complejidad de exportaciones es esencial para fortalecer el sector externo, las reservas internacionales y, como se verá más adelante, el sector fiscal del país, generándose un ciclo virtuoso que garantiza la sostenibilidad de la dolarización.

Contribución a la variación de las reservas internacionales en 2023 en millones de USD

        Fuente: BCE, Boletín de Reservas Internacionales. Elaboración: Autor.

    

Efecto de la complejidad de las exportaciones en la dolarización

Hasta ahora se ha visto que la sostenibilidad de la dolarización necesita de un sector externo sólido que permita acumular reservas internacionales para atender los giros al exterior y demanda de efectivo de la ciudadanía. La clave no radica en preservar o restringir la reducción de las reservas internacionales actuales—como prohibiendo el financiamiento del gobierno a través del BCE, que en realidad implica la generación de activos internos y no la pérdida de pasivos externos—sino en enfocarse en su acumulación. El proceso de desarrollo de otras economías emergentes, sobre todo del Este Asiático, demuestra que las exportaciones son el principal medio para obtener dólares, por lo que la sostenibilidad de la dolarización requiere de un crecimiento sostenido de las exportaciones de Ecuador.

Ecuador tiene una estructura exportadora concentrada en recursos naturales no renovables (petróleo y minería), productos del sector agrícola y acuícola, y manufacturas de bajo valor agregado.

Composición de las exportaciones de Ecuador en 2023: Participación en el total de exportaciones

      Fuente: UNCTAD. Elaboración: Autor.

Estas exportaciones implican importantes desafíos para generar dólares de manera sostenida en el largo plazo pues su crecimiento depende de una competitividad basada en precios, algo conocido en inglés como el problema “adding up”. Esto sucede cuando varias economías emergentes inundan el mercado internacional con productos iguales o similares causando una reducción del precio y rentabilidad de dicho bien (Lee, 2019). Para competir, cada país busca abaratar costos a través de salarios bajos; sin embargo, cuando un país llega a ser una nación de ingreso medio, sus salarios inevitablemente empiezan a crecer (por aumentos en productividad, exigencias salariales más altas, entre otros)  y se vuelve difícil competir por precios, lo que resulta en una desaceleración del crecimiento de las exportaciones.

Por ejemplo, un país de ingreso medio que se especializa en la exportación de productos agrícolas y manufacturas de bajo valor agregado (industria textil) enfrenta muchos competidores en el mercado internacional, pues es relativamente sencillo producir dichos bienes. Adicionalmente, existen varios países de ingresos bajos que tiene salarios y costos de producción menores, lo que vuelve difícil continuar aumentando las ventas en el mercado internacional. Por lo tanto, estos elementos limitan el crecimiento de las exportaciones y evidencian la necesidad de vender nuevos productos que enfrenten menos competencia internacional y tengan un éxito más duradero.

Esto último es clave para Ecuador pues la dolarización implica unos costos de producción y salarios más elevados y la imposibilidad de abaratarlos a través de devaluaciones. En ese sentido, el crecimiento de las exportaciones debe estar basado en la diferenciación productiva en donde la competitividad del país se sustenta en el carácter innovativo del bien y servicio, mas no en el precio. Desde este enfoque, no basta con simplemente aumentar las exportaciones no petroleras del sector primario y comunes a la mayoría de los países del sur global, porque si bien suponen un ingreso de dólares, su valor es menor a lo que pudo haber sido si se tenía una estructura exportadora diferente.

Alcanzar una base exportadora innovativa requiere ingresar a industrias con una mayor complejidad económica en donde se utilizan más conocimientos y capital humano para exportar productos más novedosos. En ese sentido, exportaciones más complejas y de alto valor agregado permiten capturar una mayor parte de las rentas mundiales y ayudan a que más dólares se queden en el país.

En el caso de Ecuador, la complejidad de exportaciones reduciría la dependencia en los precios del petróleo y otros minerales, y facilitaría el crecimiento internacional de las exportaciones no petroleras pues el país no estaría estancado en competir en precios con muchos países que venden los mismos productos. Como resultado, se puede inferir que existe una correlación positiva ente la complejidad de exportaciones y sostenibilidad de dolarización en donde el mecanismo de transmisión es el crecimiento sostenido de las exportaciones que alimenta las reservas internacionales.

Al comparar las economías con los valores del índice de complejidad económica más altos con algunos países latinoamericanos, se observan notables diferencias en los patrones de acumulación de reservas internacionales. Como se puede notar en el Panel B, a 2022, las economías avanzadas tuvieron un índice de complejidad económica promedio de 1,84, reflejando que su canasta exportable requiere de un alto grado de capacidades productivas, conocimiento e innovación. En este grupo de países las reservas internacionales representaron, en promedio, el 30,07% del PIB. Por el contrario, los países del Panel A tuvieron un valor del índice de complejidad económica negativo y las reservas internacionales como porcentaje del PIB fueron, en promedio, del 15,62%, mientras que en Ecuador fueron del 7,26% del PIB. Esto sugiere la existencia de una correlación positiva entre complejidad y reservas internacionales, pues las economías más avanzadas del mundo tienen, en promedio, niveles de reservas internacionales más elevados que las economías poco innovadoras de Latinoamérica.

Índice de Complejidad Económica (ICE) * y Reservas Internacionales/PIB** en 2022 en millones de USD corrientes

Panel A

Panel B

Fuente: Banco Mundial y Harvard Growth Lab. Elaboración: Autor.
*Entre -2 y 2. Valores positivos más altos significan mayor complejidad económica
** Corresponde a la variable de reservas totales del Banco Mundial en donde se incluye al oro, todo en dólares corrientes. A este valor se lo divide para el PIB en dólares corrientes del 2022 publicado por el Banco Mundial.

Ahora bien, la complejidad de exportaciones también contribuye a la sostenibilidad de la dolarización por sus potenciales efectos positivos en el sector fiscal del país. En la discusión inicial se resaltó que contraer deuda externa permite aumentar las reservas internacionales porque implica un ingreso de dólares, pero en el futuro desemboca en una salida de divisas cuando se paga el capital e intereses. En otras palabras, crisis fiscales seguidas pueden llevar a una crisis de deuda en donde se tenga que usar una gran parte de las reservas internacionales para pagarla. Por lo tanto, la sostenibilidad fiscal es importante para detener esta secuencia de eventos y fortalecer la dolarización. La clave radica en que la sostenibilidad fiscal de mediano y largo plazo no se alcanza con políticas irracionales de austeridad como las impulsadas por el FMI en los últimos años, sino a través de la complejidad de exportaciones.

En un reciente e interesante estudio, Gomez-Gonzales et al. (2023) demuestran que incrementar el índice de complejidad económica en un punto reduce en un 50% la probabilidad de sufrir una crisis fiscal en el futuro. Los autores sustentan sus resultados en el hecho que la complejidad económica tiene un impacto positivo en el crecimiento económico al reducir la volatilidad del PIB e incrementar la productividad. Esto permite que los gobiernos tengan ingresos tributarios más estables y menos fluctuantes. A su vez, un crecimiento económico más alto resulta en un aumento del ingreso corporativo y personal, lo que incrementa la recaudación por impuesto a la renta y otros impuestos directos (Gnangnon, 2020). Así también, los ingresos más altos de la población llevan a un mayor dinamismo del consumo que puede incrementar la recaudación de impuestos indirectos como el IVA.

Por tales motivos, la complejidad de las exportaciones está asociada con una mayor estabilidad fiscal y una menor dependencia a la deuda externa. Ello conlleva a una menor presión sobre las reservas internacionales en el futuro y, de tal manera, se fortalece la dolarización.

Conclusión

La sostenibilidad de la dolarización se sustenta en condiciones concretas en el sector externo que permitan el ingreso de dólares para acumular reservas internacionales y garantizar los giros al exterior y la demanda de efectivo. Para aumentar el ingreso de divisas se necesitan de exportaciones, pero el país no puede simplemente esperar a que los precios de los principales productos exportados aumenten ni aspirar a abaratar costos laborales para ser más “competitivos”. Se requiere de manera urgente una política industrial activa que guíe al sector privado hacia nuevas y más complejas industrias que permitan sostener el crecimiento de las exportaciones.

En época electoral, en donde algunos sectores buscan atemorizar con el tema de la desdolarización, es urgente entender cómo funciona el esquema monetario y comprender que este necesita de un sector externo sólido, algo imposible de alcanzar sin aumentar la complejidad de las exportaciones del país.

Referencias

Carvajal, S. (2022). Reservas Internacionales, Desafíos Fiscales y Banco Central en Dolarización. En M. Villalba (Ed.), Libro Virtual, 1(pp. 43-59). Observatorio de Historia, Instituciones y Desempeño Económico. Instituto de Investigaciones Económicas. Pontificia Universidad Católica del Ecuador.    .

Gnangnon, G. (2020). Export product diversification and tax performance quality in developing countries. International Economics and Economic Policy, 17, 849-876. https://doi.org/10.1007/s10368-020-00462-6

Gomez-Gonzalez, J., Uribe, J., & Valencia, O. (2023). Does economic complexity reduce the probability of a fiscal crisis? World Development, 168. https://doi.org/10.1016/j.worlddev.2023.106250

Lee, K. (2019). The Art of Economic Catch-Up. Cambridge University Press.

McLeay, M., Radia, A., & Thomas, R. (2014). Money creation in the modern economy. Bank of England Quarterly Bulletin 2014 Q1.

Villalba, M. (2019). Dos décadas de dolarización ¿qué hemos aprendido sobre este esquema monetario? En M. Villalba (Ed.), Dolarización: Dos Décadas Después Serie Economía y Territorio 1. Consorcio de Gobiernos Autónomos Provinciales del Ecuador-CONGOPE, Ediciones Abya Ayala, Incidencia Pública del Ecuador, Instituto de Trabajo y Economía-ITE.

Villalba, M. (2024). Restricciones, desafíos y alternativas de política fiscal y monetaria. En A. Barrera., M.A. Espín., S. Granda., R. Oetzel (Eds.), Diálogos para la paz: miradas desde la diversidad – Tomo II (pp. 695-735). Abya-Yala.

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