En un mundo desigual
En un mundo desigual en cuanto a participación en el capital y en los ingresos (Piketty y Saez, 2014), América Latina es el continente más desigual (Bárcena y Byanyima, 2016).

Se recogen como causantes de esta desigualdad estructural el poder político heredado de ciertas instituciones coloniales [e independentistas] y la inserción en el comercio internacional, particularmente la primarización de la economía producto de la apertura al comercio internacional a finales del siglo XIX (Cornia, 2012).
Ecuador también es un país desigual. Aunque ciertamente ha tenido logros en los últimos años, el coeficiente de Gini sobre el ingreso per cápita del hogar fue de 0,476 para diciembre de 2015; esto es, una desigualdad menor que a la del resto de la región, pero sensiblemente superior a la de la mayoría de países de la Unión Europea y algunos países del sudeste asiático.
Si la desigualdad por ingresos es significativa, la desigualdad por acceso al capital o la concentración de la tenencia de la tierra es alarmante. Conforme el estudio desarrollado por Larrea y Greene (2015), el índice de Gini para la tenencia de la tierra pasó de 0,86 en 1954 a 0,80 en el año 2000 (Larrea y Greene, 2015, p. 20), teniendo dos leyes de reforma agraria en el intermedio. En el mismo estudio, y mencionando las dificultades en la recolección de datos, se observa que, para el año 2010, el capital patrimonial de las 75 119 empresas (producto de una depuración de los autores a la base del SRI de declaraciones de Impuesto a la Renta) tenía un coeficiente de Gini de 0,955. Este resultado, aunque sorprendente, fue contrastado con otras cuatro bases de datos, arrojando datos similares1.

Los bienes inmuebles son objeto de especulación
Es conveniente analizar el aporte de la especulación en las rentas por bienes inmuebles o por terrenos. Se entenderá como especulación la generación de ganancias producto del cambio en el valor de un bien sin la intervención de ningún esfuerzo por parte de quien recibe estas ganancias.
En una tesis de grado, Borja Corral (2013), determina que los precios de los bienes inmuebles en la ciudad de Quito aumentaron en un 82% en 8 años, y los terrenos aumentaron en 100%, y compara este valor con un aumento de precios de materiales de construcción del 34% en el mismo periodo. Ciertamente otros factores afectan a los precios de los inmuebles, pero estos factores “representan un ingreso no-ganado. Las propiedades aumentan de valor por el aumento de la población, mejoras de tecnología, o mejoras aledañas. Ninguna de estas cosas son atribuibles al propietario; este simplemente cosecha lo que no ha sembrado” (Médaille, 2010, p. 181, énfasis añadido)2. Este es un fenómeno común en Hispanoamérica. “La rápida urbanización ocurrida durante el pasado siglo condujo al surgimiento de un robusto mercado de tierras y las ganancias extraordinarias resultantes en gran medida de intervenciones públicas reforzaron los ya fuertes intereses de la propiedad inmobiliaria” (Smolka, 2013, p. 4).
En efecto, el solo hecho de modificar el uso del suelo, aunque esto no garantice la provisión de servicios públicos, ya genera modificaciones en los precios de los predios, que pueden concebirse como ganancias inmerecidas, en cuanto no ha participado ni capital ni trabajo en estos cambios en los precios. Inclusive las inversiones en la provisión de servicios públicos son insuficientes para explicar las variaciones en los precios aplicadas a los inmuebles (Smolka, 2013, p. 5-8).

De allí que, para algunos autores, la plusvalía no constituye un impuesto, sino un mecanismo que permite a las autoridades recuperar el valor resultado de una decisión de inversión pública (Nagy, 2014).
Pero la posibilidad de grabar a las ganancias extraordinarias producto de la comercialización de inmuebles, tiene también un efecto estabilizador. Como se observó en párrafos anteriores, el aumento de precio en bienes inmuebles es sensiblemente superior a la inversión pública realizada y es, por tanto, explicable por especulaciones, en el mejor de los casos, relacionadas con “la proximidad a sitios arqueológicos recientemente descubiertos o a los cambios drásticos en un vecindario, por ejemplo por la llegada de nuevos residentes famosos o tiendas de moda” (Smolka, 2013, p. 9).
En todos estos casos existe un incentivo enorme al uso de información privilegiada para hacerse con los bienes inmuebles que se espera produzcan ganancias extraordinarias, como es el caso de tierras cercanas a grandes obras de infraestructura pública (como aeropuertos, puertos o carreteras) e inclusive en el caso de empresas transnacionales (ver el papel de McDonald’s en el mercado inmobiliario, en Maze, 2015).
Finalmente, las especulaciones con bienes inmuebles contagian al sector real los comportamientos insostenibles de los mercados financieros, tal y como sucedió durante la crisis de 2008 (Ver Holt, 2009). Un impuesto que grave a los aumentos en valor que no tengan ningún justificativo por mejoras, limita la especulación en este sentido y contribuye a la sostenibilidad del sistema en su conjunto3.
Esta especulación se convierte en un problema para la estabilidad monetaria cuando las ganancias provenientes de su ejercicio son transferidas o manejadas por entidades extranjeras o, peor aún, por nacionales a través de empresas domiciliadas en paraísos fiscales. Y se convierte en un problema económico y social cuando no permite que los precios de los inmuebles se acerquen a sus precios de mercado o a sus costos, provocando una demanda insatisfecha de un derecho humano, como es la vivienda.
Se aplican impuestos sobre las ganancias extraordinarias de bienes inmuebles
La versión más conocida del “impuesto sobre la tierra” fue elaborada por Henry George en su libro Progress and Poverty, de 1879. Al ser la tierra un bien con una oferta fija, un impuesto sobre este bien no modificaría su provisión y, por esa misma particularidad, el aumento en precios refleja mejor aquel valor proveniente de acciones públicas o comunitarias. Si la renta de la tierra es gravada con impuestos, prima su uso sobre la especulación (Foldvary, 2006, p. 7-8), y esta primacía aumenta en cuanto mayor sea el impuesto. Cabe mencionar que los partidarios de lo que ha venido a llamarse Georgismo, no descartan aplicar tipos impositivos cercanos al 100% sobre la renta de la tierra (Foldvary, 2006, p. 12) (Mattauch et al., 2013, p. 9).
En general, se busca aplicar este impuesto exclusivamente sobre el valor de la renta de la tierra, sin embargo, y dado que en la mayoría de predios urbanos, este valor es imposible de aislar, se aplica sobre el incremento de valor de los inmuebles, una vez tomadas en cuenta las mejoras (capital y trabajo), la depreciación y la inflación. A esta forma se le llama comúnmente “Participación en la Plusvalía Urbana”, que se aplica en varios países.
En España existe el “Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana”, que se aplica exclusivamente de forma local y voluntaria, es decir, cada Ayuntamiento decide si lo aplica o no.
En Colombia cada municipio puede aplicar la “Participación en Plusvalía Urbana”. En este caso, ante la enorme inversión pública en infraestructura tanto a nivel de gobierno central como de gobiernos seccionales, resulta insuficiente la aplicación del tributo (Garcés y Salazar, 2010, p. 63).
En Ecuador es un impuesto que se aplica como atribución de los municipios según el artículo 491 del Código Órgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD) del año 2010.
1Acerca de las bases de datos utilizadas para el estudio de Larrea y Greene (2015), referirse al mencionado estudio, páginas 23-39
2 “Nótese que estamos hablando de cobrar impuestos exclusivamente en la renta de la tierra; las mejoras no generarían impuestos de ninguna manera. Las mejoras a la propiedad representan capital y trabajo, y su esfuerzo no debería generar un impuesto.” (Médaille, 2010, p.181).
3 Una interesante discusión acerca de la ética de la especulación se puede encontrar en Nakrosis, Stephen; (2013); “The Ethics of Speculation in the Works of Oswald von Nell-Breuning”, The Catholic Science Review, N.º 18; p. 169-186; disponible en: http://www.catholicsocialscientists.org/cssr/current/169%20-%20The%20Ethics%20of%20Speculation%20in%20the%20Works%20of%20Oswald%20von%20Nell-Breuning%20-%20Staphen%20Nakrosis.pdf