Con el ánimo de aportar con información y análisis de cara a la consulta popular sobre el ITT, a continuación presentamos el prólogo (autoría de este Observatorio), y la introducción de la obra de Fernando Reyes Cisneros, titulada «ITT: las incertidumbres amenazan su futuro».
Tal como señalamos, nuestro anhelo es que el contenido de este libro inspire acciones concretas que en lo posible preserven y protejan la inigualable riqueza natural y cultural que yace en el corazón de la selva ecuatoriana.
La publicación completa se puede encontrar en este sitio. Invitamos a su lectura crítica.

PRÓLOGO
En el vasto y enigmático corazón de la selva ecuatoriana se yergue una región de trascendental significado global: Ishpingo, Tiputini y Tambococha (ITT). Enclavada en el esplendoroso Parque Nacional Yasuní (PNY), esta tierra alberga una riqueza inigualable de flora, fauna y ecosistemas, que han sido objeto de intensas y acaloradas controversias debido a las operaciones de explotación petrolera llevadas a cabo en su seno.
En el contexto actual existe una creciente demanda de argumentos que posibiliten a la sociedad ecuatoriana fijarse una postura frente a una consulta popular que decidirá la continuidad de la explotación petrolera en el bloque 43 del Yasuní ITT. El propósito central de este libro es ahondar en las múltiples dimensiones que circundan la explotación petrolera en el ITT. Desde los aspectos ambientales y constructivos generales, hasta las proyecciones de producción y el complejo entramado de la matriz energética, se persigue una comprensión integral de los retos técnicos, económicos, ambientales y sociales que convergen en esta región.
De forma inicial se plantea un recorrido investigativo que examina los impactos ambientales y constructivos generales de las operaciones en el ITT. A través de un análisis profundo, se devela cómo el desarrollo de infraestructura y la creación de plataformas de perforación/producción han dejado una huella indeleble en este preciado ecosistema. También se aborda la existencia de áreas de amortiguamiento y zonas intangibles, vitales para la salvaguardia de la biodiversidad y el bienestar de las comunidades locales. Asimismo, se aborda la estructura geológica, las reservas y las proyecciones de producción de petróleo en el ITT, revelando las fluctuaciones de estas estimaciones a lo largo del tiempo considerando además la calidad promedio del petróleo extraído y las investigaciones que vislumbran el porvenir de este recurso esencial.
Por otro lado, se analiza la minucia de la situación productiva actual del ITT, presentando un examen detallado de las pruebas de producción por pozo, con especial énfasis en los niveles de producción de petróleo, agua y gas asociado alcanzados en este escenario de estudio. Se pone de manifiesto la dinámica decreciente de la producción petrolera y los posibles factores subyacentes a esta tendencia.
La matriz energética del ITT es otro de los temas cruciales, se revela en detalle la demanda de electricidad necesaria para las operaciones de extracción, transporte y almacenamiento de petróleo, dinámica que ha sido mayoritariamente satisfecha mediante fuentes térmicas como el diésel y el gas asociado.
De igual modo, se enfrenta la intrincada cuestión social que implica la presencia de pueblos no contactados en la zona del ITT, específicamente los Tagaeri, Taromenane y Dugakaeri, comunidades selvícolas, que han optado por vivir en aislamiento voluntario y que representan un desafío para la actividad extractivista debido a los conflictos que emergen por la defensa de sus derechos fundamentales, ancestrales e intangibles. A su vez, se aborda con prudencia la tensa negociación entre el Gobierno y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), ahondando en la relevancia de la moratoria a las actividades mineras e hidrocarburíferas y su influencia en el futuro de la explotación petrolera en la región.
En la esfera económica, se trata la importancia de la productividad y rentabilidad del ITT, desplegando un análisis meticuloso de las estimaciones de la renta petrolera y su posible evolución en el tiempo. Se pone en la balanza los argumentos a favor y en contra de la explotación petrolera, considerando los ingresos, costos, inversiones y renta petrolera desde el año 2017 hasta el 2022, y en paralelo las previsiones de pérdida de alrededor de 1.200 millones de dólares a partir del año 2024, en el caso de no seguir explotando el petróleo de dicha zona.
Finalmente, se presentan datos del informe del desarrollo del campo ITT presentado por EP Petroecuador, donde se evalúa el papel del ITT en el aporte productivo y económico del país, las reservas remanentes y la producción proyectada para el futuro.
La interconexión de las dimensiones tratadas y sus criterios, se presentan como una matriz de impacto que busca ofrecer una visión panorámica y multidimensional de las incertidumbres técnicas, económicas, ambientales y sociales que envuelven la explotación petrolera en el ITT. Nos corresponde a nosotros, como lectores, pero sobre todo como ciudadanos, mandantes sobre las autoridades encargadas de administrar esta porción del planeta llamada Ecuador, discernir acerca de este tema. También proponer y analizar alternativas, algunas de ellas factibles independientemente de la explotación del ITT, como es el caso del cobro a los deudores tributarios, el establecimiento de tributos ambientales, la recirculación de los excedentes monetarios, entre otras. Alentamos a que este libro sea un punto de partida para un debate informado y equilibrado sobre el futuro de esta región tan singular y valiosa, frente a un escenario de consulta popular que decidirá mantener o continuar explotando el petróleo en esta zona de gran valor ecosistémico. Nuestro anhelo es que sus páginas inspiren acciones que en lo posible preserven y protejan la inigualable riqueza natural y cultural que yace en el corazón de la selva ecuatoriana.
INTRODUCCIÓN
Pésimos, desconcertantes, corruptos y arbitrarios tiempos son los que ha venido atravesando el manejo de la industria de los hidrocarburos en el Ecuador, pues no solamente ha sido objeto de una sinuosa y opaca administración por parte de por lo menos los tres últimos mandatarios y su equipo de gobierno, sino que a lo largo y ancho del país, con creces han contribuido para que al petróleo se lo termine de convertir en una suerte de Ogro Negro, del que miles de ciudadanos preferirían que desaparezca, en el ingenuo propósito de que ya no se le vea en la faz de estas ecuatoriales tierras. Por siempre.
Unos afirman que la nunca antes vista riqueza creada por su intensa explotación y exigua industrialización, solo ha alcanzado para que la sociedad ecuatoriana se haya tornado cada vez más injusta. Concluyen que con cada administración gubernamental, el aparecimiento de nuevos ricos, algunos muy ricos, ha sido la norma y no la excepción.
Esto supone que en Ecuador se han enraizado un estilo de gestión de gobierno que se caracteriza por: 1) la discrecionalidad que tiene el primer mandatario para ubicar a gente de su cercano entorno -que regularmente no gozan de la confianza ciudadana- al frente de las principales empresas públicas como EP Petroecuador, 2) la corrupción que implica la recurrente apropiación indebida de los dineros públicos, y 3) la impunidad pues si bien varios de los acusados han ido a prisión, los capitales corruptamente devenidos en su gran mayoría no han retornado a las arcas estatales y a medida que pasa el tiempo la probabilidad de que ello ocurra es baja, muy baja.
Otros aseveran que más ha servido para que el medio ambiente de una gran parte de la Amazonia haya sido contaminado y degradado, y que ese es el destino que le espera al Yasuní si se mantiene y amplía la continuación de la extracción del viscoso petróleo pesado del campo Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT).
Muchos coinciden en opinar que los grandes perdedores están siendo los pueblos indígenas originarios de la Amazonia, pues el desarrollo petrolero en sus selvas ancestrales ha significado enormes y hasta negativos cambios en su cultura, costumbres y lenguajes, y por consiguiente corren el riesgo de definitivamente ser absorbidos por la socialmente injusta dinamia económica y productiva del mundo global, del que el Ecuador no escapa.
El Oro del Diablo o el Excremento del Infierno son algunos de los distintivos que se le ha asignado al petróleo, concediéndolo de esta manera, una tipificación que exclusivamente corresponde a las relaciones de los humanos entre sí. Es decir el recurso natural es el culpable de nuestros males e incierto destino y no la defectuosa, corrupta y decadente organización política, social y económica que tenemos los ecuatorianos. Qué indigna manera de tratar a un producto casi único de la naturaleza, que yace en las entrañas de la Pachamama, sin considerar que en un hecho inédito en el mundo, en el Ecuador se encuentra protegido por la Constitución del 2008, en su Capítulo Séptimo. Derechos de la naturaleza.
Su sanción debe ser el dejarlo de lado, superar esta etapa que nunca debió ocurrir, sin considerar que en los actuales tiempos de transición energética, su importancia económica y productiva es clave para que dicho proceso sea lo menos abrupto posible, siempre y cuando a una porción importante de los ingresos por la venta del petróleo y los combustibles se los derive hacia la utilización del atractivo potencial de energías renovables que posee el territorio ecuatoriano para así reducir la creciente importación de los combustibles fósiles.
La dinámica astral, geológica, biológica y térmica de la Tierra, ocupó cientos de millones de años en convertir en petróleo y gas a la biomasa que iba sepultándose conjuntamente con las rocas y sedimentos que en un momento dado formaron parte del siempre dinámico paisaje terrestre. Para hacerlo cientos de miles de millones de microorganismos evolucionaron para soportar enormes temperaturas y vivir sin oxígeno. Al colonizar las zonas de agua, los restos de biomasa enterrada bajo sucesivas capas de sedimentos, fueron metabolizados y convertidos en petróleo o gas, y conjuntamente con el agua almacenarse en rocas porosas o fracturadas, ubicadas a variable profundidad a partir de la superficie terrestre y desde el lecho marino.
A pesar del asombro o dudas que pueda despertar, un yacimiento de petróleo es un ecosistema en el que la vida, casi en su forma más simple, se hace presente. Roca, petróleo y agua garantizan las condiciones para que bacterias termófilas y anaeróbicas se mantengan en latencia y cuando las condiciones lo permitan, continúen reproduciéndose.
De esta maravilla de la naturaleza, desde la segunda década del siglo XX y con mayor intensidad a partir de su séptima, venimos aprovechando los ecuatorianos. No obstante la abundancia se está tornando en carencia, pues de 5.000 pozos perforados desde 1944 en la Región Amazónica, al 31 de julio del 2023 con aporte diario de 478.438 barriles, apenas 2.396 pozos son productores y su promedio diario de producción por pozo es de 200 barriles, con 218 barriles en los campos de EP Petroecuador y 135 barriles en los de las empresas de servicios y de participación.
Claros indicadores de que el proceso de declinación de la producción está en marcha y que la permanente perforación de pozos lo atenúa. La consultora internacional Rystad Energy calcula que para el 2028 la producción se situaría en 380.000 barriles diarios.
En este preocupante escenario productivo, con el campo el ITT en pleno proceso de desarrollo, sorpresivamente la Corte Constitucional del Ecuador con DICTAMEN No. 6-22-CP/23 del 9 de mayo del 2023, admitió que en el cercano 20 de agosto del 2023, en las elecciones para elegir a los nuevos Presidente y Vicepresidente de la República del Ecuador y a Asambleístas, en una de las papeletas de la votación se incluya el siguiente texto:
“De conformidad con lo dispuesto en el dictamen 6-22-CP/23, las medidas a implementar, en caso de un pronunciamiento afirmativo del electorado, se realizarán a través de un retiro progresivo y ordenado de toda actividad relacionada a la extracción de petróleo en un término no mayor a un año desde la notificación de los resultados oficiales. Adicionalmente, el Estado no podrá ejercer acciones tendientes a iniciar nuevas relaciones contractuales para continuar con la explotación del bloque 43.”
Dictamen que como nunca antes en la historia petrolera del mundo, le ha puesto al Ecuador y a sus ciudadanos a definir el destino del ITT situado en el Parque Nacional Yasuní (PNY), sea manteniendo la continuidad de las operaciones petroleras o cerrándolas definitivamente. Desde razonables hasta extremos se muestran los argumentos a favor o en contra del cierre de mencionado campo. Todos en su ardua tarea de condicionar al votante para orientar su decisión.
Bajo el criterio de analizar esta trascendental temática desde el conjunto y cada una de sus partes y con el afán de contribuir con información y argumentos que generalmente no forman parte del conocimiento ciudadano, se ha preparado esta investigación en la que en siete capítulos y nueve anexos se procede describir las incertidumbres de orden técnico, económico, ambiental y social que tornan tan atractivo al campo ITT, pero que independientemente del resultado de la consulta del 20 de agosto, ensombrecen su futuro productivo y económico.
En el Capítulo I se describen los aspectos ambientales y constructivos generales relacionados con la ejecución del proyecto en un área de alta sensibilidad ambiental como lo es el PNY. La gestión ambiental que previamente a partir de 90s, operadoras privadas implementaron para el desarrollo petrolero en la mencionada área protegida ha sido muy importante para las actuales operaciones del ITT;
En el Capítulo 2 con cierto detalle se presenta la descripción de las actividades constructivas relacionadas con los accesos, senderos, derecho de vía y plataformas. Ejemplo que debe replicarse en la construcción de vías en otras áreas protegidas y sensibles del país;
Por su parte en el Capítulo 3 se describen los temas relacionados con la estructura geológica, las reservas y los recursos del ITT, las predicciones de producción y el desarrollo del campo;
El Capítulo 4 aborda la situación productiva actual del ITT y como el incesante incremento del agua y la alta viscosidad de su petróleo pesado, ensombrecen su perspectiva productiva y económica;
El Capítulo 5 en términos concisos se relata los componentes generales de la matriz energética del ITT, cuyo componente principal es el diésel posiblemente importado;
El Capítulo 6 discurre en describir a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV), la estancada negociación entre el saliente gobierno de Lasso y la CONAIE, así como algunos elementos de la Consulta Popular respecto al cierre del ITT o su continuación;
Y en el Capítulo 7, se presentan algunos elementos técnicos y económicos que demuestran que independientemente de los resultados de la Consulta Popular, la Productividad y Rentabilidad del ITT continuará generando dudas. También se considera la sólida perspectiva que presenta la Recuperación Mejorada de Petróleo basada en biotecnología (BEOR) que de aplicarse en los campos maduros reemplazará con creces tanto la producción del viscoso y pesado crudo del Bloque 43 así como los ingresos económicos que se genera para el Estado.
También se incluyen nueve anexos:
En el Anexo 1 se reproducen los denominados “Mecanismos de Protección Ambiental Bloque 43 – ITT de EP Petroecuador”, que dan cuenta del responsable nivel que tiene la gestión ambiental en ejecución. Además se incluyen un resumen del casi desconocido “Monitoreo de Fauna Silvestre en la Vía Pompeya Sur-Iro y Plataformas Petroleras del Bloque 16” y también la reveladora nota de prensa titulada “En el Ecuador existen cinco bosques vacíos” del diario El Comercio publicó el 17 de septiembre de 2016 que da cuenta de su presencia, entre los que se incluye a una porción de Yasuní.
En el Anexo 2, se desarrolla un análisis de los yacimientos de petróleo, sus reservas y los recursos de petróleo, cuyo fundamento es el potencial hidrocarburífero del Ecuador cuya última actualización fue en el año 2020.
En el Anexo 3 se presenta una investigación respecto al probablemente inseguro confinamiento del agua de formación que desde los inicios de los 90s permanentemente se ejecuta en todos los campos petroleros en la Amazonía y que para su disposición, mayoritariamente utilizan las formaciones geológicas que se ubican sobre aquellas que son productoras de petróleo;
El Anexo 4 tiene relación con la probabilidad de que en la Cuenca Oriente se tenga la presencia de material radioactivo, que naturalmente ocurre en las cuencas sedimentarias petroleras y gasíferas en varios continentes y países del mundo, que en idioma Inglés se le conoce como NORM (Natural Ocurrence of Radioactive Material). Se destaca que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA en idioma Inglés) tiene una normativa específica que incluye la detección, la medición y el manejo del material radioactivo. Si bien tanto en la Ley de Hidrocarburos y en la Ley de Gestión Ambiental y sus reglamentos, existe un marco legal relacionados con estos dos importantes temas, o son muy generales o son parciales o no se los incluye.
En el Anexo 5, se describe la Matriz Energética del Ecuador en la que prevalecen el petróleo y los combustibles fósiles y la perspectiva del poco optimista escenario que el país presenta para el crecimiento sostenido de las energías renovables y su relación con la Transición Energética a nivel mundial.
En el Anexo 6 se efectúa el análisis de riesgo de la frustrada meta de alcanzar una producción de 1 millón de barriles diarios de petróleo, así como el “bajo perfil” que presenta el ofrecimiento de sumar 250 mil barriles adicionales por día de petróleo pesado, que prevendrían de los Bloques 43, 31 y 16/67, ubicados en el Parque Nacional Yasuní, el Territorio Waorani y las Áreas de Amortiguamiento e Intangible de los Pueblos en Aislamiento Voluntario como son los Taromenane, Tagaeri y Dugakaeri.
En el Anexo 7, se razona en relación acerca del hecho de que el 87% promedio de flujo fraccional de agua que diariamente se tiene en los campos petroleros, viene a ser un inobjetable indicador de que el incesante incremento del volumen de agua en los campos de crudo pesado y de mediana calidad -con excepción de Auca, Sacha y Shushufindi- en el mediano plazo tiende a tornarse crítico para por lo menos sostener la actual producción de petróleo, motivo por el que la biotecnología aplicada a la Recuperación Mejorada de Petróleo (BEOR) se presenta como la mejor alternativa tanto para el control de agua como para la incorporación de nuevas reservas y el incremento sostenido de su producción.
Se enfatiza que BEOR no implica la ampliación de la frontera petrolera y que su gestión puede dar lugar a que bajo el concepto de la economía circular, se tenga una promisoria y efectiva alianza entre la Explotación del petróleo, la Agroindustria y los pequeños cultivos amazónicos.
Adicionalmente se subraya que la inyección de baches del gas asociado conjuntamente con baches del agua de formación en los yacimientos de petróleo, posibilitaría que se incrementen las reservas y la producción de crudo medio y liviano en los campos maduros. La extracción del gas asociado y del agua de formación se la hace sin costo alguno.
En el Anexo 8 contiene el estudio económico denominado “¿Por qué decirle Sí al Yasuní” de la economista Wilma Salgado del que se ha extraído la siguiente conclusión: “A partir del año 2014, el total de ingresos petroleros del Gobierno Central, base caja, no alcanzan para compensar la pérdida de ingresos por el monto de exoneraciones, incentivos y beneficios tributarios concedidos a personas naturales y jurídicas, esto significa que mientras los ingresos petroleros han disminuido o se han estancado, los gobiernos han continuado aplicando políticas muy generosas de concesión de exoneraciones, incentivos y beneficios tributarios, concentrados, en el caso de los beneficios a personas naturales, en los sectores más pudientes de la sociedad”. Motivo por el que entre los años 2010 y 2021 el saldo de la resta entre los ingresos petroleros del gobierno central de MMUS$ 40.211,6 dólares y las exoneraciones, incentivos y beneficios tributarios concedidos de MMUS$ 53.490,80, es de MMUS$ -15.632,9.
Finalmente el Anexo 9 contiene la dinámica del flujo económico y productivo de la industria del petróleo en su conjunto del año 2022, en el que, entre otros indicadores económicos, se destaca que la diferencia (sin incluir el IVA) entre los ingresos por su venta a lo largo y ancho del país con los egresos debido a la importación de combustibles fue de MMUS$ – 346 dólares, pero que en el primer semestre de este año dicha diferencia presenta un saldo positivo de MMUS$ 390 dólares, la que sería mayor si el contrabando de combustibles estuviera bajo control.
