El Ecuador fue el primer país en impulsar el dinero electrónico estatal, básicamente porque la rigidez de la dolarización exigía creatividad. Sin embargo, las tecnologías de la información y comunicación, y, más recientemente, el famoso blockchain, permiten que la emisión de dinero electrónico por parte de bancos centrales ya es una realidad. De hecho, la tendencia internacional va en la dirección de que los bancos centrales expidan dineros electrónicos de diverso tipo.
Me gusta el dinero electrónico porque la plata física tiene demasiadas bacterias, además, es muy anticuado andar cargando billetes.
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