En la mayoría de libros de texto se ha popularizado la Teoría Cuantitativa del dinero conforme una versión simplificada (y algo modificada) del tratamiento que le dio Irving Fisher en su libro «The Purchasing Power of Money». El icono tradicional de esta teoría se encuentra en la ecuación:

La principal conclusión de esta teoría es que el dinero es neutral en el largo plazo, es decir, la cantidad de dinero en una economía afecta a los precios absolutos de los bienes (inflación generalizada), pero no a sus precios relativos (si una manzana vale lo equivalente a dos tomates, después del aumento de precios producto de la oferta de dinero la manzana seguirá valiendo lo equivalente a dos tomates) . Esta conclusión tiene las siguientes consecuencias:
- El nivel de precios está determinado por la cantidad de dinero presente en una economía. Cambios en la cantidad de dinero producen cambios proporcionales en el nivel de precios. Y sólo la emisión monetaria provoca inflación.
- La política monetaria es, relativamente, irrelevante.
Parte de esta teoría es suponer que la oferta de dinero se encuentra determinada por la emisión de dinero por parte del gobierno (o banco central). Por tanto, si sólo la emisión monetaria provoca inflación, y el gobierno es, en último término, el único emisor, el gobierno viene a ser el único culpable de la inflación.
Subyacente a esta se encuentra la confianza en el equilibrio general (incluyendo la plena utilización de factores, el pleno empleo y la ausencia de actores relevantes).
Sin embargo, el mismo Fisher, en el año 1933, después de la Gran Depresión, publica un artículo llamado «The Debt-Deflation Theory of Great Depressions» [DDT], en el que se observa un cambio (recogido por Steindl y, de forma menos explícita, por Assous).
En DDT, Fisher abandona el equilibrio general:
Sólo en la imaginación podemos decir que estas variables [cantidades, precios y montos] se mantienen constantes y mantienen un equilibrio por fuerzas de deseos humanos que se contraponen, manifestadas a través de «la oferta y la demanda». [Traducción propia, DDT: 1]
Uno de los elementos interesantes de este artículo es la relación entre el sobre-endeudamiento y la cancelación de deudas con respecto a la deflación y a la generación de crisis. En este sentido, nunca se habla de emisión gubernamental. Es más, inmediatamente Fisher habla de
el efecto directo de la reducción de dinero, depósitos, y su velocidad, en la disminución del comercio, como quedó evidenciado por el hecho del resurgimiento del comercio en localidades a través de dinero de emergencia, sin ningún aumento en el nivel de precios. [Traducción propia, DDT: 26]
Como consecuencia, Fisher defiende la participación activa de instrumentos de política económica, particularmente los desarrollados por el Presidente Roosevelt:
Si no se hubiese aplicado «respiración artificial», pronto hubiésemos visto quiebras generales de las compañías de garantías hipotecarias, bancos de depósito, compañías de seguros de vida, ferrocarriles, municipalidades y estados [Traducción propia, DDT: 39]
Y fuertemente denuncia:
Hubiera sido tan ingenuo e inmoral «dejar a la naturaleza tomar su curso» como que un médico hubiese decidido ignorar un caso de neumonía. Hubiese sido también una falsificación de la ciencia económica, que tiene su terapéutica tan cierta como la ciencia médica. [Traducción propia, DDT: 40]
Consecuencias prácticas
Resulta conveniente revisitar el paso de Fisher de la teoría cuantitiva a la debt deflation cuando se aboga, sin matices, por una supuesta independencia de la banca central. Los analistas que apoyan esta independencia acuden a argumentos que remiten, de forma más o menos explícita, a la teoría cuantitativa del dinero, pero sin atender sus falencias y, sobre todo, sin explicitar los intereses que se encuentran involucrados.
Nota: imagen corresponde a un fotograma de la película The Grapes of Wrath, basada en el libro del mismo nombre y dirigida por John Ford, que se desarrolla en el entorno inmediato de la Gran Depresión. Disponible por Wikimedia Commons.
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