Esta entrada forma parte de una Introducción a la MMT, cuyo índice se encuentra aquí.
Por L. Randall Wray, traducido y adaptado por Daniel Carrera, de su original en New Economic Perspectives
En las últimas dos semanas nos preguntamos y respondimos a la siguiente interrogante: ¿por qué alguien aceptaría una “moneda fiduciaria” que no posee ningún valor intrínseco, sin ningún metal precioso respaldándola? Hemos sostenido que las leyes de curso legal, por sí solas, no son suficientes, ya que generalmente son muy difíciles de aplicar por parte del gobierno. Además, conocemos que las “monedas fiduciarias” se aceptan usualmente, incluso en lugares donde no se requiere su uso (i.e.: donde no existen leyes de curso legal, o por lo menos ninguna que se aplique).
Concluimos que “los impuestos impulsan el dinero”: si un soberano tiene el poder de imponer y hacer cumplir una obligación tributaria, entonces puede asegurar la existencia de una demanda para su moneda. Así, la transacción con “moneda fiduciaria” que el gobierno puede asegurar es la siguiente: pagos para sí mismo.
De igual manera, concluimos que otro tipo de obligaciones también funcionaría: si necesitas el dinero para pagar tarifas, multas o diezmos, tu demanda por el mismo sería por lo menos la suficiente para realizar esos pagos. Y, finalmente, sostuvimos que una autoridad que monopoliza un recurso necesario (tierra o energía), puede “nombrar el precio” i.e. dictar la cantidad de dinero necesaria para obtener dicho recurso. Por tanto, también podría manejar una moneda propia- debido a que la autoridad puede elegir la forma en que se realiza el pago, nuevamente.
Un pago obligatorio es el mejor que existe- uno que tenga que realizarse para salir de prisión, o para evitar morir de sed. Un pago obligatorio que tenga que realizarse en la moneda propia del soberano, garantizará una demanda para dicha moneda.
Además, hemos expuesto que incluso si alguien no le debe impuestos (o tarifas, etc.) al soberano, este podría aceptar la moneda simplemente conociendo que otros sí tienen obligaciones tributarias, y por tanto aceptarán la moneda. Pero, ¿cuánta moneda se aceptará? ¿cuánta más?
Imponer y hacer cumplir una obligación tributaria, asegura que al menos aquellos que deben pagar impuestos demandarán la moneda doméstica, en un monto equivalente, por lo menos, al monto tributario que se verán obligados a pagar. En las naciones desarrolladas, la población está dispuesta a aceptar más moneda doméstica que la necesaria únicamente para pagos tributarios- típicamente, el gobierno no halla vendedores que no estén dispuestos a utilizar su moneda.
El caso común- digamos, en los EEUU, el Reino Unido o Japón- es que cualquier cosa a la venta se encuentra a la venta en la moneda doméstica. Estos gobiernos soberanos, nunca se topan con la situación en que no pueden comprar algo mediante la emisión de su propia moneda.
Para ser claros: si existe algo a la venta con un precio en dólares, puede ser adquirido con el uso de la moneda estadounidense. (Haremos una anotación aquí, misma que será explicada con mayor detalle posteriormente: a veces, especialmente para pagos realizados por correo, el papel moneda y las monedas no son aceptados. Pero cuando un pago se realiza con cheque, existe una transferencia de reservas bancarias- situación que se lleva muy bien con la moneda soberana).
Sin embargo, la situación puede ser diferente en países en vías de desarrollo, donde las divisas extranjeras podrían ser preferidas para las transacciones “privadas” (pagos que no involucran al soberano). Para estar segura, la población querrá suficiente moneda doméstica para cumplir con sus obligaciones tributarias, pero las mismas podrían verse limitadas por la evasión fiscal. Esto reduciría la habilidad del gobierno de comprar productos, a través de pagos en su propia moneda.
Podemos hacernos una idea de los límites impuestos sobre un gobierno, cuya población prefiere divisas extranjeras. Supongamos que el gobierno impone obligaciones tributarias equivalentes a un tercio del PIB. Sin embargo, dado que el sector informal no registra contabilidad, asumamos que el PIB solo representa la mitad del nivel real de la producción.
Además, asuma que el gobierno es capaz de recolectar la mitad de las obligaciones tributarias debido a la evasión que existe. Esto significa que los impuestos recolectados equivalen únicamente a un sexto del PIB y a solo un doceavo de la verdadera producción y el verdadero ingreso. (¡Hola Grecia! Solo estoy bromeando, pero ese es uno de los reclamos realizados con frecuencia).
Como mínimo, en dicha situación el gobierno estará dispuesto a trasladar un doceavo de la producción nacional hacia el sector público, a través de su gasto en moneda doméstica (debido a que aquellos que realmente tienen que pagar impuestos, necesitan la moneda doméstica para cumplir con sus obligaciones).
En la práctica, el gobierno probablemente estará dispuesto a capturar más de un doceavo de la producción nacional, pues algunas entidades “privadas” (locales y quizás extranjeras) querrán acumular moneda doméstica, así como, otros activos que reclamar al gobierno (como bonos gubernamentales)- recuerde de discusiones previas, que los déficits públicos permiten la acumulación de riqueza financiera neta en forma de IOUs gubernamentales. Por tanto, es probable que el gobierno esté dispuesto a comprar algo más que un doceavo del PIB, mientras recolecta impuestos en un monto equivalente a un doceavo del ingreso nacional, a la vez que algunos hogares o firmas (o extranjeros) acumulan el resto del gasto monetario como riqueza financiera neta.
(Estos cálculos son aproximados, ya que estamos ignorando los posibles efectos de los impuestos y el gasto público en el comportamiento de la población. Por ejemplo, imponer un impuesto puede conducir a una mayor producción en el “mercado gris”, manteniendo más bajos la medición del PIB y el ingreso tasable).
Para capturar un porcentaje más alto de la producción nacional, el gobierno necesita perseguir políticas que a) reduzcan la evasión fiscal y b) formalicen más al sector informal. Ambas acciones incrementarán la tributación de la población y permitirán al gobierno obtener una mayor producción.
Si los impuestos solo equivalen a un doceavo de la producción nacional, puede que no sea efectivo para el gobierno simplemente incrementar su gasto para intentar mover más recursos hacia el sector público- esto podría fácilmente generar inflación, a medida que los vendedores aceptarían más moneda doméstica solo a mayores precios (dado que ya poseen toda la moneda que necesitan para cumplir con las obligaciones tributarias que creen que se les solicitará). Y más allá de cierto punto, el gobierno podría no hallar ningún vendedor para obtener moneda adicional.
Si bien sería incorrecto- por razones exploradas posteriormente- argumentar que los impuestos “pagan” el gasto gubernamental, es cierto que la inhabilidad para imponer y hacer cumplir las obligaciones tributarias limitará el monto de recursos que el gobierno puede disponer.
El problema en realidad no es de “asequibilidad” gubernamental, sino más bien de habilidades limitadas del gobierno para movilizar recursos, puesto que no puede imponer ni hacer cumplir obligaciones tributarias a un nivel suficiente para alcanzar el resultado deseado.
El gobierno siempre puede “permitirse” gastar más (en el sentido en que puede emitir más moneda), pero si no puede hacer cumplir las contribuciones tributarias, no hallará suficiente disposición para aceptar su moneda doméstica, en ventas hacia el gobierno.
Puesto de manera simple, la población descubrirá que no necesita moneda doméstica adicional si ya ha cumplido con las obligaciones tributarias que el gobierno está dispuesto a aplicar (más alguna acumulación de moneda por motivos contingentes). En ese caso, elevar los impuestos aumentaría la demanda de la moneda gubernamental (para pagar los impuestos), lo que generaría más vendedores al gobierno por su moneda.
Hasta que el gobierno pueda imponer y recolectar más impuestos, su gasto estará restringido por la disponibilidad de la población a vender por moneda doméstica. Y aquello, a su vez, es causado por una preferencia a utilizar moneda extranjera para propósitos domésticos, distintos de pagos tributarios. Si bien esto no es un problema en los países desarrollados, puede convertirse en uno grave en las naciones en vías de desarrollo.
En este blog, hemos supuesto que el gasto gubernamental y los impuestos se dan en efectivo (billetes y monedas). En la práctica, los gobiernos utilizan cheques, y cada vez más utilizan transacciones electrónicas de cuentas bancarias. De hecho, el gobierno utiliza bancos privados para realizar muchas, sino la mayoría, de transacciones relacionadas al gasto y a los impuestos.
En las semanas venideras, proveeremos una contabilidad más “realista” de los impuestos y el gasto, usando cuentas bancarias en lugar de efectivo. Esto no cambia nada sustancial- pero requiere un entendimiento de la banca, la banca central y las operaciones del Tesoro, que serán discutidas en los próximos blogs.
La difusión de ciertas teorías sobre la circulación de capitales con moneda propia o externa en algún momento van a lograr el objetivo de trasfondo q es presionar al estado a volver a utilizar moneda propia para poderla devaluar a gusto de los gobernantes y emitir cualquier cantidad de Dinero Inorgánico con poca validez pero con el volumen necesario para contentar a todo el mundo.
Sinó fuera x q el país se dolarizó a estas alturas con casi 15 años de GOBIERNOS CORRUPTOS 😡 el Ecuador sería la segunda Venezuela x eso sufre ataques x q no pueden Fabricar Billetes a granel para contentar a miles de ROBOLUCIONARIOS DEL SIGLO XXI.
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