En su editorial institucional navideño titulado «El dinero electrónico tiene una nueva oportunidad», el diario público El Telégrafo comete varias equivocaciones.
En primer lugar, sigue utilizando el término «traspasar» cuando se refiere a la eliminación de la competencia del BCE en la administración del dinero electrónico. Esto ya abordamos en un artículo anterior.
En segundo lugar, menciona que es imposible emitir moneda porque en nuestro país la moneda es el dólar. Esto genera la duda de qué moneda son los fraccionarios metálicos con los rostros de Eloy Alfaro, José Joaquín de Olmedo, Eugenio Espejo y Juan Montalvo. Si no son dólares – y no son dólares – ¿qué son?
Sin embargo, la principal equivocación del editorial institucional es que no menciona que la banca privada ya ha venido operando medios de pago electrónicos desde hace más de una década. El artículo 101 incluido por Lenín Moreno en el veto parcial en el cual se define cómo deben operar los medios de pago electrónicos, ni siquiera menciona la «tecnología que viene incorporada en el teléfono celular» que indica El Telégrafo. Eso significa que los bancos no estarán obligados a ofrecer la «billetera móvil». Si la Junta interpreta que el término «medios de pago electrónicos» incluye los pagos con tarjetas de débito o crédito, la liquidación y (sobretodo) la compensación en el Banco Central serán vehemente opuestas por la banca privada, generando un nuevo parálisis.
Finalmente, el veto de Lenín Moreno vuelve a incluir una disposición que hace obligatorio que todos los emprendimientos formales del Ecuador deban afiliarse a alguna de las redes de pago privadas. Con la inclusión de la disposición general vigésima en el Libro I del Código Monetario, obliga a que «todas las personas jurídicas y naturales que tengan RUC» a contar con «al menos un canal electrónico de su elección». Todas.
Hoy por hoy, la realidad es que la frase «de su elección» significa: DATAFAST o MEDIANET. Ambas pertenecen al oligopolio bancario (no al sistema financiero privado en su conjunto, peor al sistema financiero popular y solidario). Ni interoperan entre ellas, al punto que a veces el emprendedor con RUC debe tener dos terminales (!) si quiere captar a más clientes. En el primer caso, Datafast S.A. pertenece a Banco Diners (Egas), Banco Guayaquil (Lasso) y Banco del Pacífico. En el segundo caso, Medianet S.A. pertenece en partes iguales a los Bancos Bolivariano, Internacional y Produbanco. Y de cristalizarse el hecho que (supuestamente en seis meses) BANRED opere la billetera móvil del conjunto de la banca privada -si la billetera móvil se considera un canal de cobro electrónico y la eligen los emprendimientos ecuatorianos- en realidad se estaría dando el negocio a otra empresa del oligopolio bancario. El 60% de Banred S.A pertenece a los banqueros Egas (Pichincha, Diners, Loja) y a Lasso (Guayaquil). No todos los bancos privados son accionistas de Banred.
La única forma que la Junta relativice el totalizante término «todas las personas» con RUC, es que establezca plazos muy largos para los segmentos más pequeños. Esto generaría una contradicción, pues justamente el propósito de una disposición así es bancarizar a la fuerza a los segmentos más pequeños, que son los que no tienen canales electrónicos, por las altísimas barreras de entrada (altas comisiones, costo de terminales, capacitación como ya se experimentó recientemente en India).
Si El Telégrafo comienza diciendo que «El dinero electrónico tiene una nueva oportunidad» y concluye que «todo indica que el mecanismo debería funcionar», me pregunto si con una ayudita e inyección de confianza «obligatoria» como la que se le está dando al oligopolio bancario, el dinero electrónico estatal hubiese funcionado también.
3 comentarios en “Observando a El Telégrafo: toda persona con RUC deberá tener Datafast o Medianet (o Banred)”