El gasolinazo subirá los precios y será más caro exportar y más barato importar. El gasolinazo gatillaría una parálisis económica requerida para justificar la desdolarización.
La dolarización requiere la entrada neta de dólares a la economía. Esto, en parte, requiere competitividad de nuestra producción. Una parte de la competitividad se define por la productividad, que responde a condiciones estructurales como la intensidad de conocimiento, el clima o la disponibilidad de recursos naturales. Otra parte de la competitividad, indudablemente, depende de los precios relativos. Los analistas conservadores señalan continuamente a los «altos» salarios y a la «formalidad» laboral como factores que afectan negativamente la competitividad del País. Generalmente omiten señalar que, en dolarización, la competitividad se perjudica gravemente cuando los países vecinos o grandes potencias devalúan sus monedas.
Para dar cumplimiento a la condicionalidad ex ante del FMI, los analistas conservadores y los medios de comunicación han posicionado el imperativo de eliminar los subsidios a los combustibles. Algunos han reclamado razones fiscales. Otros han argumentado que se debe reducir la desigualdad. Muy pocos han utilizado el argumento ambiental.
Sin embargo, nadie ha observado la afectación a la competitividad de la economía nacional. La existencia de los subsidios contribuye a la competitividad del Ecuador dolarizado. La eliminación de los subsidios suprimiría uno de los pilares de la competitividad ecuatoriana, que es la energía relativamente barata y previsible para el transporte -actividad indispensable para el proceso de producción y consumo-. Ciertos economistas heterodoxos han hecho énfasis en el alza de los precios relativos que implicarán una reducción de la capacidad adquisitiva de las familias ecuatorianas.
Es suficiente con conocer la experiencia ecuatoriana, pero también se deben revisar las experiencias de gasolinazos recientes en Haití y en México que llevaron a importantes movilizaciones ciudadanas.
Lastimosamente, la eliminación (gradual, como sugiere el FMI) de los subsidios a los combustibles, comenzando por la gasolina «Súper» profundizará el agregado del subsidio a los combustibles y profundizará la desigualdad, pues la elasticidad-precio de la gasolina «Súper» es tal que llevará a un mayor consumo de gasolina «Extra». Pero eso parece importar poco a las autoridades actuales.
Aunque suene inverosímil en el corto plazo, y aunque sea negado por el gobierno (así como fue negada la eliminación de los subsidios a los combustibles hace pocos meses), el alza del precio de los combustibles afectará negativamente la competitividad de la economía ecuatoriana y reducirá el nivel de consumo en tal magnitud que desembocará en una espiral recesiva: una parálisis económica. Luego de subir los precios y bajar los salarios, las autoridades y los analistas conservadores entonces muy probablemente argumentarán que la única manera de recuperar la competitividad de la economía nacional es saliendo de la dolarización.
No sería la primera vez que el gobierno de Moreno provoca una situación crítica autoinflingida. Las reglas macrofiscales de la Ley Trole 3 son una demostración de que están dispuestos a amputarse instrumentos de política económica para forzar la parálisis económica. La promoción de sanciones de la Comunidad Andina contra el Ecuador son otro ejemplo de impacto fiscal autoinflingido.
El bien informado banco de inversión JP Morgan ya lanzó una primera alerta, pues nos dice que su visión para recuperar la competitividad ecuatoriana incluye la desdolarización.
Para lograr competitividad hay que bajar los precios, no subirlos. ¿Por qué entonces el gobierno se empeña en subir los precios? Para que haya menos competitividad. ¿Para qué? Para autoinflingirse una parálisis económica que justifique una posible salida de la dolarización.
Como dijo un asambleísta, los que se beneficiarán con la desdolarización: los mismos que se beneficiaron con la dolarización.
Existen tres precios fundamentales en el análisis macro (independientemente del “doxo” que se elija): Salarios, IPC, tasa de interés.
Los tres están bajando.
Compro el argumento de la elasticidad-precio en la discusión (de hecho, no estoy de acurdo en subir solo el precio de la gasolina súper), pero vale hacer algunas precisiones:
1) Un recordatorio: La intención final de la iniciativa de promover las cocinas de inducción era poder eliminar el subsidio al gas.
2) Un punto técnico: Criticar que se elimine un subsidio sin considerar (ni una sola vez) su carácter regresivo es poco profesional.
3) Un punto de honestidad: Valdría la pena mencionar que existen otras experiencias en donde un incremento de la gasolina no llevó a la hecatombe que pregonas.
Saludos!
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Gracias por los comentarios.
1) la intención final era una de balanza de pagos: eliminar el uso del gas doméstico
2) el artículo sí dice que unos argumentan desigualdad; en una lectura de impactos inmediatos (ej. contables) sí es regresivo, eso no quita que su eliminación puede ser más regresiva por sus efectos en precios relativos, por sus efectos de la sustitución, por sus efectos del destino del gasto público, por sus efectos de reducción de actividad económica, entre otros.
3) me podrías ayudar con hipervínculos por favor?
Saludos
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Hola nuevamente (Ps. Excelente Blog)
1) Creo que al final no hay diferencias
2) Me parece que el timming de la propuesta el malo. (Lástima que no se hizo en un periodo de abundancia)
3) Iran (dos lecturas al respecto)
Haz clic para acceder a when-do-subsidy-reforms-stick-lessons-iran-nigeria-and-india.pdf
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El articulo parece sugerir que el FMI quiere desdolarizar segun JP Morgan. Pero JP Morgan dice “We do not think the IMF would include a departure from dollarization in the menu of structural adjustments.”
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