Economía política

Un banquero presidente. Parte 1… ¡para no olvidar!

Lasso, a punto de terminar indignamente su administración de corte neoliberal, se siente acorralado por sus propios problemas de origen, ambiciones desmedidas y vanidad. Un banquero jamás deja de ser banquero y es así como a lo largo de su trayectoria extravió los papeles cuando incursionó en la función pública. No aprendió cuando super Ministro de Economía de Mahuad, de lo cual heredamos aún secuelas del feriado bancario de finales del siglo XX. No aprendió como Presidente de la República, en donde uno de los sectores más beneficiado de su política económica, pese a los impactos destructivos de la pandemia y de un genuflexo e incompetente Gobierno de Moreno, ha sido el sector financiero-bancario. Y quién sabe si aprenderá, cuando aprovechándose de futuros y potenciales errores de nuestra clase política y de su escasa capacidad para ponerse de acuerdo en una agenda programática de largo aliento, especialmente desde el espectro progresista, vuelva un Lasso remozado a presentarse en otra contienda electoral. Lasso muy probablemente no aprenda, pero los electores tenemos que necesariamente darle el sitio que le corresponde de un expresidente antidemocrático e indigno del apoyo popular.

Lasso es pasado funesto de triste e ingrata recordación. Hay que dar vuelta la página, no obstante, sino aprendemos de esa historia, lamentablemente habremos de repetirla. Ya nos ha pasado…              

En ese propósito de aportar en la memoria colectiva, este Observatorio difundirá un trabajo reciente de Luis Torres Rodríguez, intitulado ¡FERIADO BANCARIO 2.0! OFFSHORE, MAFIA, DROGA Y MUERTE. ECUADOR 2017–2023, mismo que consta de 11 apartados. A los efectos de ubicar y abonar en los detalles, publicaremos secuencialmente cada capítulo, respetando la organización interna pero también resaltando la importancia y pertinencia de sus argumentos:           

Desde la sección introductoria, Torres sostiene que los grupos bancarios de Quito y Guayaquil sea directa, o a través de testaferros, se han turnado en el ejercicio del poder político. Históricamente los gobiernos han sido chantajeados por el poder bancario, sino retrocedamos al Ecuador en sus orígenes republicanos, en donde el poder de emisión de la moneda fue privatizado en ciertos bancos vinculados a las élites agroexportadoras. Las arcas fiscales dependían de las finanzas de los primeros bancos privados, prácticas que solo fueron frenadas con la agitación social que generó la Revolución Juliana y la posterior fundación del Banco Central.  

Torres Rodríguez sostiene que actualmente estaríamos en un segundo feriado bancario, que a diferencia del primero, generado a finales de siglo, los mecanismos estarían más vinculados con “el lavado de activos ilícitos, el narcotráfico, la criminalidad y las offshore”. Los banqueros utilizarían al Ecuador como “centro neurálgico de distribución global”. Tal como explica la economía convencional al sostener que son crisis cíclicas propias del sistema capitalista, crisis bancarias o crisis gemelas generados desde el sector financiero o fiscal, lo que estamos viendo desde la economía política es que las crisis las genera el poder bancario y que estas dos crisis-feriados son secuenciales producto de la búsqueda de mayores tasas de ganancia de los banqueros. El feriado bancario 98-2000 habría cumplido objetivos como “dolarizar la economía, facilitar el negocio del narcotráfico y permitir a la banca lavar narco dólares”. El feriado bancario de hoy lucraría de las operaciones de narcotráfico que deliberadamente habría iniciado en el Gobierno de Moreno.                                           

Según Torres, no se estaría cumpliendo con la Ley que prohíbe que los accionistas de los bancos puedan también ser accionistas de los medios de comunicación, toda vez que los pocos dueños de los bancos siguen controlando los medios de comunicación. Refiere a que es una manera de encubrir sus actividades. Para no ir muy lejos, el Secretario de la Administración de Lasso, Sebastián Corral, figura como accionista de Teleamazonas, antes y después que Fidel Egas, dueño de Banco Pichincha, se “deshiciera” de ese canal de televisión ¿Egas realmente vendió Teleamazonas? Alguna evidencia vinculada a Corral genera más duda que certeza.         

Para dar cuenta del rol principal que tiene en este segundo feriado bancario el aún Presidente Lasso, Torres Rodríguez pone en contexto y se remite a los orígenes del Banco de Guayaquil, el cual habría quebrado en los 70s y con la ayuda del Estado se volvió operativo. Danilo Carrera, el ahora conocido por el caso de corrupción «El Gran Padrino», y otros fueron llamados a la Asamblea de ese entonces (Cámara de Representantes) para dar cuenta de sus actuaciones… Carrera habría obtenido cierto prestigio en el mundo financiero y al amparo de esa trayectoria creció Lasso, pese a no tener conocimientos venidos de la educación superior. Tanto es así que Carrera cuando habría asumido funciones como la Gerencia General del Banco Central o la reiterada presidencia de la Junta Monetaria, encargó a Lasso la dirección del Banco Guayaquil, y viceversa, por intermedio de otros operadores, ahora que Lasso está en funciones públicas. Torres describe las medidas que adoptaron cuando Carrera y Lasso eran autoridades económicas para beneficiar a los bancos, a su banco. La “regulación” favoreció a la mayor acumulación de las ganancias con la liberalización financiera auspiciada con la Ley de Instituciones financieras de 1994, vino la libre flotación de las tasas de interés. Así también cómo se vieron beneficiados los bancos del rol del prestamista de última instancia propio del Banco Central, para saquear los recursos del Estado y con ello toda la explosión social que tuvimos con el feriado bancario 1.0, como lo llama el autor.

Esperando que estos comentarios a grandes líneas motiven el interés de lectores propios y extraños en interesarse en los vínculos entre bancos, banqueros y la política, a continuación reproducimos el capítulo 1 con alguna modificación de estilo: 


“FERIADO BANCARIO 1.0 – 1994 -2000 (democracia cristiana)”

El capitalismo rampante asolaba las tierras latinoamericanas en lo económico y político, en la década de los años 70 del siglo XX, estableciendo regímenes militares sanguinarios y la privatización de las economías, para beneficio de sectores minoritarios que explotaban la barata mano de obra local, las riquezas minerales y los mercados de exportación de materias primas. Las crisis eran estructurales y sostenidas, afectaban al sector mayoritario, mientras la oligarquía obtenía las ganancias de esas crisis.

El cambio de regímenes militares a civiles no difería mucho en los contenidos y solución a las crisis. Era una repetición con diferentes nombres, pertenecientes al mismo sector.

En el caso de Ecuador, la explotación petrolera trajo crisis. El cambio de civiles a militares y viceversa no solucionó la crisis. Dictaduras y democracias tienen un mismo traje. La división de funciones no sirve. El achicamiento del Estado y la expansión del sector privado convulsionaron a la sociedad. La liberalización del mercado financiero afectó gravemente la economía nacional. En el año 1970, el Banco de Guayaquil, quebró y fue sometido a proceso de liquidación. Luego, en 1977, fue intervenido y liquidada la sección comercial del Banco La Previsora (decreto 1544-A), dirigido por Ricardo Icaza Cornejo, quien entregó créditos por más de 400 millones de sucres a sus amigos y empresas ligadas, créditos incobrables por el doble del capital en giro y registró deficiencia en el encaje bancario, que debió ser depositado en el Banco Central del Ecuador (BCE), sin embargo el BCE inyectó 2.500 millones de sucres para salvar al resto del Banco La Previsora. En 1979 fueron llamados Danilo Carrera y los militares miembros del ex Consejo Supremo de Gobierno, por la Cámara Nacional de Representantes, para que expliquen su responsabilidad en el affaire. La historia de las quiebras será amplificada en la década de los años 90s.

Todo lo acontecido fue dirigido y monitoreado por agencias internacionales al servicio del capital norteamericano, que ante la crisis, producían y entregaban supuestos remedios para morigerar los efectos. Así tenemos que ante la expansión de la pobreza por la falta de empleo, el remedio fue el emprendimiento y el micro crédito. Con el primero, los pobres, generaban su propia fuente de trabajo y con el segundo financiaban el emprendimiento, que fue promovido y auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a través de pequeños empréstitos entregados a instituciones públicas y privadas del país. Por supuesto, nada de lo que hacen estas últimas tienen como finalidad resolver los problemas de la gran masa. Por el contrario, es la oportunidad para generar nuevos negocios que les beneficien.

Efectivamente, el negocio financiero hacían por dos caminos: 1. robo a cielo abierto de fondos públicos, ya sea del Banco Central, IESS o banca de desarrollo, expropiación de fondos privados, de los depositantes en el sistema financiero, formal e informal, como lo demuestran las quiebras de instituciones financieras en las décadas de los años 70, 80 y 90 del siglo anterior; y, 2. exacción a través de las tasas de interés de usura, comisiones y servicios en los empréstitos que concede, dirigidas a los más pobres, como sucede actualmente. La necesidad económica y la ignorancia en cálculos financieros, hacen fácil presa a los ciudadanos, de la banca (igual que ante la desgracia, les hace caer en la religión). Los microcréditos, destinados a los más pobres, alcanzaron tasas de interés que sobrepasaron el 100% y llegaron al 200%, con el auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que entregó reconocimientos a esas instituciones por su “alta eficiencia”.

El retorno a la democracia liberal, en 1979, fue el regreso de los gobiernos plutocráticos y las grandes empresas electorales, para aplicar el recetario neoliberal en vigencia: reducir el aparato estatal y privilegiar los negocios privados, con el “paradigma” de la dictadura militar de Pinochet. La Democracia Cristiana, Social Cristianos y Social Demócratas, allanaron el camino para que en la década de los 90, el gobierno ultra conservador de Durán Ballén (1992–1996), hiciera los cambios necesario para la desregularización del sistema financiero, que desembocó en el Primer Feriado Bancario (Ley General de Instituciones del Sistema Financiero N° 52, Registro Oficial N° 439 del 12 de mayo de 1994, impulsada por el FMI). Esta, fue reforzada con la Ley de Mercado de Valores y la Ley de Modernización del Estado.

Guillermo Lasso, bajo la protección y dirección de su cuñado Danilo Carrera, incursionó en el mundo financiero como empleado en las instituciones creadas por éste, dejando a un lado los estudios superiores. Carrera tenía los mayores títulos, Lasso ninguno. El dinero es la pasión de estos dos personajes. La Bolsa de Valores de Guayaquil fue la primera institución financiera creada por Carrera, a donde llevó a trabajar a su niño Lasso. En la segunda mitad de la década de los 70, en el triunvirato militar, Carrera, fue nombrado Gerente del Banco Central, al mismo tiempo que dirigió la empresa Procrédito S.A., representante de FeCrédito, empresa panameña, creada por Carrera. Las dos empresas se fusionaron en 1980, para dar a luz la Financiera del Sur S.A. (FINANSUR), donde Lasso ocupó la vicepresidencia. Banco de Guayaquil, en liquidación desde 1970 fue adquirido por 80 dólares actuales. Lasso se encargó de Finansur y Carrera del Banco. Posteriormente las dos instituciones se fusionaron y quedó solo el Banco. Antes de la fusión, Finansur manejó el crédito concedido al Estado ecuatoriano por EXIMBANK en el gobierno de Oswaldo Hurtado en 1981. Posteriormente, Carrera encargaría en 1984 a Lasso el Banco, para encubrir su conflicto de intereses al asumir funciones públicas. Lasso, en la década de los años 90 alcanzó posiciones estelares en el mundo financiero, gracias al poder e influencia de su cuñado. Las políticas neoliberales más radicales se instauraron en el Ecuador, a través de leyes del sistema financiero, en las que Guillermo Lasso participó activamente en su triple calidad: Gerente del Banco de Guayaquil, Vicepresidente de la Asociación de Bancos Privados, y Miembro de la Junta Monetaria. Carrera, en 1994, en el gobierno de Durán Ballén, ocupó un puesto en la directiva de la Corporación Andina de Fomento y Gerente del Banco Central del Ecuador. Ana Lucia Armijos, ocupó el cargo de presidenta de la Junta Monetaria, donde dictaron las siguientes resoluciones: 1. Liberalizar tasas de interés y comisiones; 2. Reducir el encaje bancario de las cuentas corrientes de 28% a 10% y en ahorros subió de 8% al 10%, unificando el encaje; 3. Entregar créditos de liquidez automáticos, previo el establecimiento de un cupo máximo para cada banco. Adicionalmente, si se producían retiros en el sistema financiero (bancos, mutualistas, cooperativas), la Comisión Ejecutiva autorizaba al BCE, préstamos hasta por un plazo de 90 días, prorrogables, hasta por el monto del capital pagado y reservas (Reg. 909-94 de 20-12-94); 4. Libertad para la compra venta de divisas, tipo de cambio y transacciones, al sistema financiero. (Reg. 904-94 de 01-12-94). En el interinazgo de Fabián Alarcón (1997-1998), Carrera fue nombrado Presidente de la Junta Monetaria. La Corte Suprema de Justicia, le inició un juicio por haber aprobado la operación crediticia irregular, concedida por el Banco Central, a una institución al borde la quiebra, como el Banco Continental, por 485.000 millones de sucres y que efectivamente quebró en 1996. El caso, terminó con sobreseimiento.

“El Banco Central del Ecuador como prestamista de última instancia concedió en los dos últimos meses de 1995 y durante 1996, a través de operaciones de Tesorería (créditos de liquidez) y Créditos de Emergencia, recursos a 12 bancos privados y 30 sociedades financieras, los cuales en número representan el 31% y 58% de sus respectivos sectores. En el caso de los bancos privados, estos créditos podían alcanzar hasta el 200% de su patrimonio técnico y, en el de las sociedades financieras que legalmente solo tenían acceso a las Operaciones de Tesorería, representaron hasta el 100% de ese indicador… durante la crisis de 1996, el Banco Continental requirió de un Préstamo Subordinado… que era el 5º. Banco privado más grande de Ecuador, manejaba alrededor del 9% de los activos, pasivos y patrimonio del sistema bancario privado y registraba alrededor de 240.000 depositantes… La Junta Monetaria autorizó para que el Banco Central del Ecuador asuma el 76% de las acciones del Grupo Financiero Continental y del Banco Continental… por el que asumió el control efectivo de la Junta General de Accionistas… Los costos directos de rescatar el sistema financiero podrían haber alcanzado, por lo menos, el 3,5% del PIB equivalente a USD 600 millones… las causas fundamentales que le llevaron al problema de liquidez y solvencia, se debieron a una estrategia riesgosa de crecimiento, a la inadecuada valoración y administración de riesgos, a un inconveniente manejo operativo, a un incremento ficticio de capital, a la concentración de préstamos a deudores relacionados, a la baja calidad gerencial… a la que se suma un proceso de liberalización financiera y una débil supervisión bancaria… le llevaron a un estado de insolvencia.” (Memoria Anual 1996 Banco Central del Ecuador. Págs. 63 a 77)

La mano “invisible” de Guillermo Lasso apareció nítidamente, desangrando al Estado y beneficiando a los banqueros. Su gestión concluyó como miembro de la Junta Monetaria, al mismo tiempo que terminaba el gobierno de Sixto. Siguió Danilo Carrera, en el gobierno interino de Alarcón (1997), como Presidente de la Junta Monetaria, con un claro objetivo, elevar las ganancias de su banco e iniciar el proceso de dolarización del Ecuador, que es “utilizado indistintamente para describir un proceso de fuga de capitales, para explicar el comportamiento del tipo de cambio en el mercado negro o paralelo, para referirse al uso de la moneda extranjera como reserva de valor, unidad de cuenta y/o medio de pago en la economía doméstica… (Savastano 1996).

En un artículo de análisis prospectivo, titulado: “Dolarización de la Economía Ecuatoriana”, las autoridades financieras iniciaron el camino del desastre del país. “… algunos elementos de orden institucional que han acentuado el proceso de dolarización en la economía ecuatoriana. Entre estos se encuentra las reformas a la Ley General de Instituciones Financieras promulgada en 1994 que, entre otros aspectos, motivo el desarrollo de nuevos instrumentos financieros denominados tanto en moneda nacional como en extranjera. Adicionalmente, en el país existe la posibilidad de tener cuentas de ahorro y depósitos a la vista en moneda extranjera, así como depósitos en oficinas offshore de bancos nacionales.” (Memoria Anual 1997 Banco Central del Ecuador, págs. 71 a 98). Carrera sabía que la dolarización era la llave maestra para entrar en las grandes ligas de lavado, offshore y narcotráfico, que daría a la banca las ganancias suculentas. Tres años apenas le tomaría en concretar el cambio de moneda, del sucre al dólar.

La entrega de miles de millones de sucres del BCE para el salvataje a los Bancos, fue cuantiosa: 1995 Banco Continental; 1998: Solbanco, Préstamos, Filanbanco, Tungurahua; 1999: Filancorp, Finagro, Azuay, Occidente, Progreso, Bancomex, Crediticio, Bancounión, Popular, Previsora, Pacífico… Como parte de este salvataje se autorizaron las fusiones del Banco La Previsora con el Filanbanco, así como del Banco Continental con el Banco del Pacífico; intentos desesperados e inútiles para tratar de salvar a dichos bancos.

Avanzábamos aceleradamente a lo que sería el más grande atraco financiero en el Ecuador, debido a la flexibilización de tasas de interés, (sin techo para los depositantes a fin de captar más recursos y obtener más liquidez), ampliación de nuevos servicios y operaciones bajo el concepto de banca múltiple, que concentró los depósitos en los Bancos de Quito y Guayaquil hasta un 70%, diversificación de los negocios de los banqueros, créditos vinculados, reducción de controles por parte de la Superintendencia de Bancos, desregulación de los depósitos fuera del país, que fue utilizada por la banca offshore. De hecho la economía empezó a dolarizarse y sus depósitos alcanzaron el 47,3% en 1999, año que cerraron 18 entidades financieras, entre estas Financorp, Azuay, Finagro, Occidente, Banco del Progreso, Bancomex, Banco Popular, Banco Unión, Banco de Crédito, Filanbanco y Banco La Previsora, estos dos últimos, los más grandes del país. El dueño del Banco del Progreso, Aspiazu, había financiado con 3 millones de dólares, la campaña del presidente en funciones Jamil Mahuad, al igual que otros banqueros que serían altos funcionarios del gobierno, como: Guillermo Lasso: Gerente del Banco de Guayaquil; gobernador del Guayas y superministro de Economía; Alvaro Guerrero: Gerente del Banco La Previsora; presidente del CONAM; Medardo Cevallos Balda Gerente de Bancomex, embajador en México, entre otros; y, de influyentes directivos de la Asociación de Bancos Privados; Ana Lucía Armijos: ministra de Gobierno y de Finanzas, embajadora en España; y, Carlos Larreátegui: superministro de Desarrollo Social. Por recomendación del Banco Mundial, creó la AGD (Agencia de Garantía de Depósitos) para que asuma la garantía de todos los depósitos casi sin límites, mientras los banqueros no estuvieron obligados a entregar garantías adecuadas por los préstamos obtenidos. El informe sobre la “crisis financiera” de 2007 arrojó un monto de pérdidas para el Estado de 8.000 millones de dólares.

Lasso, en el gobierno de Mahuad, fue nombrado al inicio del gobierno Gobernador de la provincia de Guayas, en la que duró un año. Lasso fue intransigente con las reclamaciones laborales del trabajador público y represor de las protestas sindicales en la provincia.

El 17 de agosto de 1999 Mahuad le nombró a Lasso Ministro de Economía, encargado de subir el IVA. Ecuador, al borde del barranco de la crisis financiera por el festín de los banqueros, Mahuad ya había decretado el traumático feriado bancario. El 24 de septiembre siguiente, apenas cumplido un mes en el cargo, el superministro presentó la dimisión irrevocable en desacuerdo con la decisión de Mahuad de declarar una moratoria en el pago de parte de la deuda externa adquirida en bonos Brady, ya que le perjudicó a Carrera y Lasso, pues eran acreedores de bonos de la deuda externa. La renuncia le sirvió de coartada, para posteriormente, sostener que no fue responsable de la crisis financiera. Lasso y Carrera cosecharon luego el “trabajo” de los años anteriores: fue la institución que más adquirió Certificados de Depósitos Reprogramados (CDRs) con el 50 y 60% de descuento, para luego traspasarlo a la Corporación Financiera Nacional (CFN) al 100% de su valor nominal. Con una “inversión” de 15 millones de dólares para adquirir CDRs, “recuperó” 30 millones de dólares del “Banco de Desarrollo” CFN. Fue el primero en el top ten de la estafa a los cuenta ahorristas.

Por supuesto que las pérdidas económicas para el Estado y cuenta habientes de la banca privada, no fue lo más importante. El efecto social fue devastador para la mayoría de ecuatorianos: el desempleo aumentó de 9% al 17%; el subempleo aumentó de 49% al 55%; el ingreso por habitante en 1998 fue apenas un 5% superior al de 1980; el crecimiento anual del país fue de 0,3%; no hubo diversificación de exportaciones; se acentúo el carácter eminentemente rentista del sector parasitario financiero; la calidad de la educación fue calificada la peor de 19 países; la corrupción ubicó al Ecuador en el puesto 114 de 133 países; la pobreza alcanzó al 56% de la población y el 76% en el área rural, en 1995; el 26% de niños menores de edad sufrió de desnutrición infantil; las remesas pasaron de 200 millones de sucres en 1993, a 1.539 millones de dólares en 2003; la migración superó los 2 millones de ecuatorianos; muertes y suicidios, por decenas; quiebras de empresas; los ahorros se esfumaron por el tipo de cambio.

Lo más grave del feriado bancario estaría por venir, teniendo como principales actores a Danilo Carrera y Guillermo Lasso: lavado, narcotráfico y masacres en calles y cárceles del país.

Luis Torres Rodríguez

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